Byrne, David. Diarios de bicicleta

Byrne, D. (2011) Diarios de bicicleta. México: Editorial sexto piso

 

“Hay gente que se siente aturdida y desorientada cuando viaja, ya que se desliga del entorno físico que es familiar, lo cual a su vez afloja ciertas conexiones en la psique. En ocasiones es beneficioso – puede abrir la mente, sugerir nuevas percepciones-, pero con frecuencia es también traumático. Algunos se repliegan en sí mismos o se encierran en la habitación de su hotel cuando el lugar les es extraño, o se desinhiben en exceso en un intento de conseguir cierta forma de control. Para mí, la sensación física del transporte autoimpulsado, junto con la impresión de autocontrol inherente a esa situación sobre dos ruedas, tiene un efecto vigorizante y tranquilizador que, aunque pasajero, me basta para estar centrado el resto del día.

Suena como una forma de meditación, y de alguna forma lo es… Es una actividad repetitiva, mecánica, y distrae y mantiene ocupada la parte consciente de la mente, al menos parcialmente, de una manera que requiere cierta dedicación pero no mucha, sin que ello implique mantener la guardia baja. Eso favorece un estado mental que permite que una parte, aunque no demasiado grande, de inconsciente fluya. Para quien crea que una parte importante del origen de su trabajo y de su creatividad se debe a ese fluir, éste es un buen sitio donde buscar esa conexión.” (Byrne:2011;16)

La actitud de los europeos con respecto a su paisaje es cultivar el continente como si fuera un vasto jardín, mientras que los norteamericanos prefieren someter el paisaje por la fuerza, pavimentando inmensas áreas o plantando kilómetros y kilómetros con una sola clase de cultivo, como el maíz, hasta que los campos se pierden en el horizonte. En el Nuevo Mundo se asume  que más hallá del horizonte siempre habrá más tierra… Quizás ésta sea la razón de que muchos norteamericanos piensen que el mundo entero ha de ser domeñado y mantenido bajo control, mientras que los europeos, habiendo conseguido más o menos ese control en sus tierras, creen un deber nutrirlas y gestionarlas en lugar de limitarse a someterlas. (Byrne:2011;59)

“Quizá no te guste el techno, la base musical imperante en muchas de las discotecas de aquí, pero mucha gente te diría que Ludwig van, Bach y Wagner pueden competir por sí solos contra cualquier porquería norteamericana que te venga a la cabeza. Así que es cierto, es una afirmación ridícula, pero… ¿Qué es lo que da a entender? Aparte de que es indemostrable, implica de forma subyacente que las cualidades culturales y sociales son finitas?.. ¿La pulcritud y el orden debilitarán forzosamente otras cualidades… Lo que implica es que cada rasgo psicológico, cada aspecto de nuestra mente y de nuestro carácter contrarresta, tácitamente, alguna otra forma de conducta social. Si eres más feliz de lo normal, según este punto de vista, has tenido que ceder a cambio alguna otra cosa: por ejemplo, la inteligencia.» (Byrne:2011;65)

“¿Es nuestro cerebro extrañamente finito? ¿Es producto de nuestra intuición esa singular idea de la compensación? Sabemos de invidentes cuyo cerebro ha cambiado, con nuevas conexiones neuronales establecidas en áreas anteriormente designadas a las vista. ¿Ocurre lo mismo con nuestras partes psíquicas?… ¿Tienen necesariamente los grandes genios creativos menos sentido común o comercial? ¿Están las mentes extremadamente racionales incapacitadas sin remedio para la intuición más creativa y radical? ¿Es la gente sensual incorregiblemente desorganizada? Cuando uno progresa en un área, ¿forzosamente otra debe sufrir y empeorar? ¿Existe alguna tabla con balanzas indicativas que podamos consultar para saber cómo nos va en nuestro contador psíquico?” (Byrne:2011;65)

«Por la tarde me voy de galerías con el artista y diseñador Stefan Sagmeister… hablamos sobre el destino del CD y de la música grabada en general… Nos preguntamos qué pasará con las imágenes y el diseño asociados con los LP y los CD, una actividad en la que él ha estado involucrado no pocas veces. Stefan me recuerda que el vínculo entre imagen y música fue el resultado de que el vinilo se raya con facilidad, lo cual hizo necesario un embalaje sólido. Y hasta hace relativamente poco, este embalaje venía sin imágenes, ni créditos, ni folletos interiores con textos, etcétera. Originalmente, el embalaje de la música era genérico. Durante siglos, la gente disfrutó alegremente de la música sin ningún tipo de material visual adjunto ni embalajes atractivos. Sin embargo, me enteré de que cuando Alex Steimweiss diseñó la portada de una de las primeras ediciones del álbum de la Sindonía Heróica de Beethoven, el embalaje hizo que las ventas aumentaran en un 800 por ciento. Así pues, el diseño no es algo que se deba desdeñar. La presentación del producto musical ha evolucionado hasta personificar una visión del mundo representada no sólo por la música, sino también por el embalaje, el artista, la banda, el espectáculo, el vestuario, los videos y todo el material asociado. Pero podría ocurrir que muy pronto la música volviera a ser sólo audio, sin ninguno de esos aditivos, gracias al mundo digital, en el que mucha gente compra versiones digitales o sólo la canción que le gusta, y todo el material añadido y las imágenes adjuntas son obviados e ignorados. Puede que la era en que una nube de datos y palabras envolvía a la música pop como algo representativo de cierta cosmovisión haya llegado a su fin. Stefan no parece sentir ninguna nostalgia de ello.» (Byrne:2011;67)