Romero Brest, Jorge. La pintura contemporánea 1900-1950

Romero Brest, J. (1952). La pintura contemporánea 1900-1950.

El ritmo es un modo de vincular elementos temporales sin tomar en cuenta el carácter especial de cada uno: veinte hombres de muy diversa apariencia pueden lograr la misma uniformidad rítmica que veinte
soldados de uniforme, en lo que se refiere a la producción del sonido de la marcha, por ejemplo. Pero cuando se trata no sólo de oír, sino de ver, es evidente que las diferencias entre aquellos hombres
introducirán una nota de impureza en el ritmo; tal es la razón por la que los conjuntos rítmicos – paradas militares, fiestas gimnásticas, danzas, etc. – se realizan con personas parecidas e igualmente
vestidas. Esto es así porque al hacerse plástico el ritmo es el ojo el que percibe, no el oído, y como el ojo no sólo percibe la sucesión d elos intervalos , sino también la forma propia de cada elemento, la
uniformidad rítmica siempre es relativa. Para lograrla en la pintura ha sido menester desde antiguo la supresión de las formas representativas o, por lo menos, su estilización geométrica, por ejemplo, en
el arte musulmán y en el bizantino (pag 29)

«Quiero un arte de equilibrio y de pureza, que no inquiete ni perturbe; quiero que el hombre fatigado, que ha trabajado en exceso, enervado, encuentre en mi pinturala calma y el reposo» (Matisse) (pag 36)

El grupo denominado El Puente se constituye con los pintores del norte y el grupo denominado El Jinete Azul con los del sur. Se extiende por toda Alemania y hacia Bélgica – donde James Ensor era un
precursor – y seduce a los eslavos Chaim Sutin y Marc Chagall, al austriaco Oskar Kokoschka y al francés Georges Rouault (pag 47)

Y bien se sabe que la emoción es fuerza creadora sólo cuando la voluntad y la inteligencia la enderezan hacia la conquista de valores superiores, es decir, hacia valores que impliquen la sublimación de
todos los egoísmos circunstanciales (pag 49)

Impresionistas de avanzada, que fueron puntuales en Berliner Sezession a fines del siglo XIX: Lieberman, Conrith, Slevogt, especialmente el segundo, el más genial sin duda, quien anuncia con su libre
factura característica de los últimos años una potencia diré expresionista que rara vez alcanzan los que usan el epíteto con todo derecho (pag 51)

Tampoco debe olvidarse la Wiener Sezession en Austria, destinada a impulsar un movimiento expresionista que tiene algunos puntos comunes con el alemán y del que surgieron pintores de valía como
Egon Schiele y Oskar Kokoschka. Pero lo más curioso es que su iniciador superó en cierto modo la posición expresionista, anunciando más bien una tendencia que impuso luego en Europa occidental
(pag 55)

El grupo inicial del expresionismo, denominado Die Brücke y constituido por Ernst Ludwig Kirchner, Karl Schmidt-Rottluff y Erich Heckel es el más importante. De los que se incorporansólo merecen alguna
atención Max Pechstein y Otto Mueller, además de Emil Nolde, se comprende, que a pesar de la vinculación con aquellos, siguió siendo, como hasta ahora, un espíritu solitario e inclasificable (pag 60)