López Flamarique, M. (2010) Alicia en el espejo: Historias del Multiforo Cultural Alicia. México D.F: Edixiones Alicia
«Nace como un proyecto colectivo. Tres amigos juntan dinero para ponerlo en marcha: Martín Reyes, Héctor Zavala e Ignacio Pineda, quien finalmente se quedará al frente del lugar. Entre los tres reúnen 30 mil pesos para pagar las rentas y acondicionar el lugar. Durante los primeros meses de vida son muchas las personas que se sienten contagiadas por la ilusión de abrir un nuevo espacio a otra forma de entender la cultura. Al trío inicial se suman otras voluntades. Todos invitan a sus amigos y éstos a sus amigos. Son muchos los que quieren participar, sugerir, proponer, crear y disfrutar de un lugar propio, libre, abierto. Las primeras semanas toca Paco Barrios «El Mastuerzo», Trolebús, Armando Rosas y la Camerata Rupestre, y Nina Galindo y Sigue La Mata Dando, entre otros. El 22 de diciembre se celebra el primer concierto de ska con Estrambóticos y La Tremenda Korte, y cierran el año y primer mes de vida con los muñecos de Tex-Tex.» (López Flamarique:2010;23)
«No todo fue dulce en estos inicios. Son tiempos de desmadre, de reventón, y también de enfrentamientos entre las personas que llevan el foro. Todos quieren decidir, programar, y son muy pocos los que están dispuestos a limpiar los baños y barrer. Tras la euforia de las primeras semanas, les cae el veinte que no es lo mismo ir de fiesta que organizar la fiesta. Como chamba no está mal, da chance de cotorrear, de escuchar bandas, convivir con los músicos, los artistas. El problema es que no deja dinero. El Alicia es divertido pero no es rentable. Comienzan los reclamos y los abandonos.» (López Flamarique:2010;25)
«Es el fin del sueño colectivo. A partir de ahora, Nacho encabezará el Alicia. Él va a ser el responsable, el encargado de la programación, de que todo funcione. Poco a poco, logra crear una plantilla de gente con la que va a trabajar. Personas con las que establece una relación especial, con las que comparte amistad y algunas decisiones. (López Flamarique:2010;25)
«Todas las bandas de esta generación recuerdan el foro con especial cariño. El Alicia les involucró desde el inicio en la organización de los eventos, Nacho les enseñó la importancia del apoyo mutuo entre bandas -«hoy te invitan a tocar y otro día tú invitas a otras bandas»-, lo que configuró una escena unida y concientizada. Todos coinciden en afirmar que el Alicia es su casa.» (López Flamarique:2010;31)
«Las nuevas bandas de ska convocan ya miles de jóvenes. Sin embargo muchas veces el pago que reciben por tocar es irrisorio y deciden organizarse: «Ya estábamos tocando en conciertos que iban mil, 5 mil personas que pagaban una entrada de 15 pesos y a las bandas nos pagaban como 200 pesos. Un día las bandas fuimos a platicar con Nacho y le planteamos hacer un colectivo para organizar un evento grande. Hubo un momento en que se metió gente del gobierno de la ciudad y hubo muchas broncas. Cometimos muchos errores y ese concierto hizo que hubiera un rompimiento de las bandas. Lo más bonito fue ver el alcance del movimiento», recuerda Missael, del Panteón Rococó.
‘Hicimos varias reuniones en el Alicia. Al final estuvo medio raro porque las autoridades del gobierno de la ciudad se quedaron con el evento. Ahí vimos que las autoridades son bien gandallas. En lugar de apoyarte, se quedan con lo que ya ven hecho. Ellos no conocen, no trabajan, siempre van por los logros y a quedárselos», agrega Nacho.» (López Flamerique:2010;35)
«Iban a conciertos de grupos famosos que les gustaban a repartir copias de sus discos, o los metían en las revistas de música junto a artículos que hablaban de grupos que admiraban o, para sorpresa de los compradores, escondían sus discos en las cajas de sus bandas favoritas. Nunca se sabe cuándo salta la rana. No se podía medir el efecto de estas acciones, pero ellos seguían trabajando de forma incansable para conseguir mayor difusión. «Una vez fui a Chicago y me invitaron a un programa de radio. El locutor conocía a Austin TV porque su hermana en una ocasión vino a México, fue a un concierto al Foro Sol y ese día nosotros estábamos repartiendo algunos de nuestros discos de forma gratuita. Uno de esos discos fue para ella y cuando su hermano lo escuchó, le gustó», explica Chavo. (López Flamerique:2010;43)
«Los carteles habitan la ciudad. Mauricio Sotelo, de Cabezas de Cera, aprecia este trabajo de difusión: ‘De alguna forma los carteles del Alicia han invadido la piel de esta urbe, debajo de Churubusco, el Chopo, avenida Cuauhtémoc. Los carteles son un sello de identidad del lugar. Yo conservo algunos que han sido memorables. A mí me gustan mucho porque es un gran formato, austero y con información clara, necesaria, con papel delgado y barato. Sería contradictorio que un lugar como el Alicia hiciera unos carteles súper caros.’
Una imprenta ubicada en la colonia Granjas, de la Delegación Iztacalco, cerca de las oficinas de Hacienda, es el taller de donde han salido todas estas imágenes desde 1999. Roberto Lorenzana está al frente de las máquinas que ha impreso miles y miles de carteles con el logotipo del Alicia. ‘Utilizamos el tipo de papel revolución que es barato y para pegar va muy bien. Para los volantes, en cambio, no va bien este tipo de papel’, explica Lorenzana,» (López Flamerique:2010;105)
«En las banquetas de Aldama, entre la calle de Sol y la de la Luna, casi dos centenares de puestos ofrecen artículos relacionados con la cultura del rock: discos, películas, libros, revistas, pinturas, instrumentos, prendas de vestir para skaseros, darketos, hipis, punks, metaleros o hiphoperos. Este mercado, conocido como Tianguis Cultural del Chopo, es referente obligado de la contracultura y la autogestión del rock. Jóvenes procedentes de todos los rumbos de la ciudad, de provincia y algunos extranjeros recorren los puestos en busca de alguna rareza, el último disco de alguna banda o una producción de hace veinte años. O simplemente disfrutan de encontrarse con amigos, músicos, exposiciones, presentaciones de libros, revistas y los conciertos que se celebran en el escenario colocado al final de los puestos.» (López Flamerique:2010;108)
«Música con mensaje. Rock en rebeldía. Un espacio donde crecer musical y políticamente. La cultura entendida como algo más que diversión. ‘Una cosa es abrir espacios a la cultura y otra es el entretenimiento. El Alicia no tiene nada que ver con el entretenimiento, es creación, formación de gustos, de grupos. Es una escuela de músicos y público. También tiene que ver con lo político porque la creatividad nace del cuestionamiento de lo establecido. Se trata de crear y recrear ritmos, estilos. Más que un eslogan anrquista, lo verdaderamente radical es el hecho de que por fuera de los circuitos comerciales hay una relación directa músico-público que está recreando una cultura para la democracia, que implica conciencia y participación. El Alicia genera la posibilidad de participación cultural y aborda temas que atañen a los jóvenes. Es una visión más abierta, más democrática que la de las autoridades, que están a años luz’, asegura el periodista Jesús Ramírez.» (López Flamerique:2010;119)
«Había estado en algunas charlas sobre la represión de Atenco y le habían impresionado esas féminas fuertes que defendían la inocencia de sus hijos, de sus maridos. ‘Qué podemos esperar de una sociedad que no respeta a sus mujeres?’, había preguntado alguien en voz alta. El boceto para su mural mostraba una mujer pariendo un monstruo, pues eran mujeres quienes habían parido a los violadores, a los abusadores, a los golpeadores. El ser humano era capaz de lo peor. Violar a una mujer es como violar a tu madre, a tu hermana, pensaba ella. Y sin embargo, es algo que sucedía todos los días.» (López Flamerique:2010;123)
«Como dijo el sup Marcos en el Primer Coloquio Internacional In Memoriam Andrés Aubry celebrado en Chiapas en diciembre de 2007: ‘Hace más de dos años, en estas montañas del sureste mexicano, con ocasión de las reuniones preparatorias de lo que después se llamaría la Otra Campaña, una mujer joven dijo, palabras más, palabras menos, ‘si tu revolución no sabe bailar, no me invites a tu revolución’. Tiempo después, pero entonces en las montañas del noroeste de México, volví a escuchar esas mismas palabras de la boca de un jefe indígena que se esfuerza por mantener vivos los bailes y la cultura de todos nuestros ancestros.'» (López Flamerique:2010;145)
«En 2001 se creó el Frente de Espacio Alternativos (FEA), en el que participó el Alicia junto a otros promotores culturales. Tras unos meses de funcionamiento, dejó de operar. Más tarde, en 2003 se constituyó la Red de Espacios Culturales Independientes (RECIA) integrada por Dada X, La Alverka, el Circo Volador, el Foro Alicia, El Galerón, la Biblioteca Social Reconstruir y Fuga. Solicitaron al gobierno ser reconocidos como foros artístico-culturales y para ello definieron los espacios culturales independientes alternativos como ‘aquellos lugares autónomos en su toma de decisiones y de iniciativa ciudadana que se encargan de captar y programar todas aquellas expresiones sociales que comúnmente no son aceptadas por el circuito oficial cultural, ya sea por desconocimiento o falta de espacios. EStos foros multidisciplinarios, que no dependen de ninguna instancia gubernamental ni de un consorcio empresarial y cuyos precios de los bienes y servicios ofrecidos son accesibles al público en general, son focos de fomento y gestión cultural, incluyentes en sí mismos y solidarios per sé con los diferentes grupos o individuos de la sociedad civil.» (López Flamerique:2010;145)