Sotolongo, P.L. y Delgado, C.J. (2006) La revolución contemporánea del saber y la complejidad social: Hacia unas ciencias sociales de nuevo tipo. Buenos Aires: CLACSO.
Capítulo IV. La complejidad y el diálogo transdisciplinario de saberes
«[…] conviene distinguir, en lo posible, el ámbito de «lo multidisciplinario», el de «lo interdisciplinario» y el de «lo transdisciplinario», si bien no debemos aspirar a trazar entre ellos fronteras demasiado rígidas e inflexibles, sino que, por el contrario, debemos estar prestos a admitirlas cuando así se nos manifiesten como difusas y flexibles. Difusas y flexibles, sí, pero existentes y delimitables en calidad de tales.» (Sotolongo y Delgado:2006;66)
«entendemos a la multidisciplina como el esfuerzo indagatorio convergente de varias disciplinas diferentes hacia el abordaje de un mismo problema o situación a dilucidar. Por lo general, tal problema o situación ha venido siendo indagado por una u otra disciplina como su objeto de estudio y, en cierto momento dicho objeto de estudio comienza a ser abordado «multidisciplinariamente», con el concurso convergente (a veces de los métodos, a veces de los desarrollos conceptuales) de otras disciplinas.» (Sotolongo y Delgado:2006;66)
«[…] la interdisciplina la comprendemos como aquel esfuerzo indagatorio, también convergente [¿dónde convergerían las diferentes «disciplinas» en esta tesis?, pues convergerían en un show, y en las formas de hacer que este show fuera de la incumbencia de muchos, que significara más que un show una sensación de comunidad y de compartición], entre varias disciplinas -y, por lo mismo, en ese sentido, presupone la multidisciplinariedad- pero que persigue el objetivo de obtener «cuotas de saber» acerca de un objeto de estudio nuevo, diferente a los objetos de estudio que pudieran estar previamente delimitados disciplinaria o incluso multidisciplinariamente [supongo que se convirtió en una interdisciplina al tener el tubo… se hizo algo nuevo el trenzar el show musical con la acrobacia, de tal forma que «elena de troya», por ejemplo, era una rola que exigía el tubo, eso era nuevo… y más nuevo después fue, por ejemplo, ilustrar los flyers con la acción del tubo… que a eso no llegamos tanto]. La Ingeniería Genética y la Inteligencia Artificial, entre otras, se ofrecen como ejemplos de la interdisciplina.
Por lo mismo, la interdisciplina es una empresa indagatoria más ambiciosa que la multidisciplina. Si esta última encuentra uno u otro objeto de indagación más o menos delimitado disciplinariamente, aquella, como parte de sus esfuerzos indagatorios, tiene que delimitar interdisciplinariamente un objeto de estudio previamente no delimitado disciplinariamente. Y obtener «cuotas de nuevo saber» acerca del mismo. Por ello es que, a nuestro juicio, se habla mucho más de interdisciplina que la que realmente se lleva a cabo, siendo en realidad multidisciplinarias muchas de las pretendidas iniciativas interdisciplinarias.» (Sotolongo y Delgado:2006;66)
«reconocemos a la transdisciplina como el esfuerzo indagatorio que persigue obtener «cuotas de saber» análogas sobre diferentes objetos de estudio disciplinarios, multidisciplinarios o interdisciplinarios -incluso aparentemente muy alejados y divergentes entre sí -artículándose de manera que vayan conformando un corpues de conocimiento que trasciende cualquiera de dichas disciplinas, multidisciplinas o interdisciplinas.» (Sotolongo y Delgado:2006;66)
«En ocasiones se afirma que el advenimiento de multtidisciplina, la interdisciplina y, sobre todo, la transdisciplina «eliminará» a las disciplinas. El caso de la índole transdisciplinaria del enfoque ‘de la Complejidad’, que es más central para nuestros propósitos, nos brinda la ocasión para dilucidar la supuesta «eliminación» de las disciplinas por la transdisciplina» (Sotolongo y Delgado:2006;67)
La historia del surgimiento del enfoque ‘de la Complejidad’ constituye un fehaciete desmentido a la aludida afirmación acerca de la «eliminación» de las disciplinas. Tal historia -desde las primeras décadas del siglo XX, con mayor intensidad y evidencia en su segundo tercio, hasta la eclosión como tal del campo que hoy denominamos teoría o enforque ‘de la Complejidad’ en la década del ochenta de dicho siglo -atestigua cómo su corpues transdisciplinario (conceptual, metodológico y metódico) de conocimientos se ha ido constituyendo a partir de una u otra disciplina (por cierto numerosas de ellas, exactas, naturales, técnicas y sociales) y, con posterioridad, las ha nuetrido con lo elaborado transdisciplinariamente. (Sotolongo y Delgado:2006;67)
«[…] se ha ido articulando todo un arsenal conceptual, metodológico y metódico propio del enfoque ‘de la Complejidad’ que, mutatis mutandi, ha ido trascendiendo todas aquellas disciplinas -o aquellas multi e interdisciplinas- que el aportaron uno u otro concepto o metódica. Pero hubo más: tal arsenal fue «retornando» a una u otra de dichas disciplinas, comenzó a ser empleado por ellas; y, por cierto, no siempre fueron solamente la noción o nociones, ni el método o métods, que originalmente dicha disciplina aportara a la transdisciplinariedad.» (Sotolongo y Delgado:2006;68)
«[…] la comprensión de ‘redes en red’ ha sido adoptada como ‘metáfora central’ por casi todo el espectro disciplinario.
De modo que, lejos de contradecir -y mucho menos «eliminar»- a las disciplinas, el enfoque ‘de la Complejidad’ o que hace es nutrirse de ellas para realimentarlas posteriormente con sus propias elaboraciones.» (Sotolongo y Delgado:2006;68)
Indudablemente, tal fructificación mutua -conceptual, metodológica y metódica- entre la transdisciplina y las disciplinas, las multidisciplinas y las interdisciplinas, implica, de suyo, la presencia de un «diálogo» entre sus respectivos saberes. Diálogo que, por parcial y localizado que sea al inicio, se va ampliando y profundizando después, a medida que se va tejiendo la madeja del corpus de saber transdisciplinario que va trazando «puentes» conceptuales, metódicos y/o metodológicos entre los saberes «dialogantes».
Esta característica de «lo transdisciplinario» -que comparte con lo multi e interdisciplinario y que profundiza ulteriormente – es otro de los aspectos que contribuyen también a la demarcación de los saberes contemporáneos ya mencionados que lo ponen en juego, con relación a otro tipo de rasgos del ideal clásico -moderno- de racionalidad: la disciplinarización del saber.
Como sabemos, dicho ideal fue constituyendo uno tras otro saberes encerrados en fronteras disciplinares, lo que si bien constituyó en sus primeras etapas un proceso de diferenciación necesario y útil de anterior saber indiferenciado, concomitante además con el ideal analítico (desmembrar las totalidades -que se consideraban demasiado complejas, lo que para aquella época era sínónimo de complicadas, para ser aprehendidas de manera directa e inmediata- en sus partes para «analizarlas»), comenzó, a partir de cierto momento, a convertirse dialécticamente en su contrario, es decir, en algo que obstaculizaba en medida creciente la aprehensión de tales totalidades -para no hablar de los perjudiciales efectos de las «deformaciones disciplinarias» de unos u otros «especialistas» de tal o cual disciplina, cuya «jerga» especializada se fue tornando ininteligible para las otras disciplinas y los otros especialistas, qué decir para el-hombre-(y-la-mujer)-de-la-calle. (Sotolongo y Delgado:2006;69)
«Michel Foucault ha argumentado extensamente acerca del poder-disciplinario, ese usufructo (como tendremos ocasión de constatar cuando nos concentremos, en capítulos posteriores, en la caracterización compleja de la vida cotidiana) de las desigualdades-circunstancias-en-favor-de-algunos (los especialistas de una u otra disciplina) y en-desfavor-de-otros (los no pertenecientes a las mismas), que ha caracterizado, y sigue caracterizando, al ejercicio de los saberes disciplinarios. Posiblemente todos hemos sentido, en una u otra ocasión, lo difícil que se torna ser aceptado por «los expertos» especializados en una u otra disciplina cuando no se procede de la misma y se intenta vincularse con ella. Tales conformaciones (prácticas) de saber-poder-disciplinario han sido -y lo son aún- uno de los principales obstáculos para el diálogo multi, inter y transdisciplinario.» (Sotolongo y Delgado:2006;69)
«[…] retornando a la aludida comprensión modera de «lo complejo» como sinónimo de «lo complicado», resultó que el pathos analítico que era concomitante a los esfuerzos disciplinarios, a pesar de los indudables y magníficos logros científicos y técnicos que hizo posible, conocidos por todos, no fue capaz, sin embargo, de realizar aquella aspiración inicial suya de, una vez aprehendidas analíticamente (es decir, analizadas) las partes, volverlas a reunir para proceder entonces, pertrechados ya con ese saber analítico acerca de las mismas, a obtener la nueva «cosecha» de un saber sintético acerca de «lo complicado» (es decir, «o complejo» para aquella época), de las totalidades de origen. (Sotolongo y Delgado:2006;69)
«Aquella empresa analítica de separar en partes las totalidades nos priva de aprehender precisamente lo que genera la Complejidad: las interacciones internas (y no cuales-quiera de ellas, sino las de carácter no-lineal) entre las partes (que entonces ya no son «partes», sino que constituyen «componentes» de algo que trasciende). La ciencia analítica tiene que contentarse, por su propia naturaleza, con aprehender las interacciones externas entre partes que ya «no componen» algo mayor.» (Sotolongo y Delgado:2006;70)
«Por el contrario, para el pensamiento ‘de la Complejidad’, «lo complejo» no es ya más sinónimo de «lo complicado», «lo complejo» es sencillamente eso, «complejo», y como tal debe ser aprehendido. Pero para ello la ciencia analítica no nos ha legado demasiados medios y herramientas cognitivas. Y la empresa de elaborarlas ha sido, en verdad, la historia, durante buena parte del siglo XX, de la eclosión del pensamiento ‘de la Complejidad’.» (Sotolongo y Delgado:2006;70)
«[…] han sido muchos los oriundos de nuestro sur que se han sentido a menudo -y aún hoy se sienten- más identificados con maneras de pensar y de actura, con las aspiraciones e ideales, con las realidades culturales y civilizatorias de ese lejano mundo europeo, que con las autóctonas.» (Sotolongo y Delgado:2006;70)
«Un aspecto fundamental del diálogo de saberes corresponde a la irrupción de los saberes desplazados, estigmatizados o simplemente devaluados por la preeminencia del saber científico en la modernidad.» (Sotolongo y Delgado:2006;70)
«[…] delimitó el terreno del saber científico con respecto al saber cotidiano. La vida cotidiana y los saberes vinculados a ella fueron relegados a un plano menos, pues sólo el saber científico «positivo» era considerado capaz de conducirnos al conocimiento verdadero. Así, la riqueza de la vida cotidiana fue omitida, y se la consideró como pasividad receptora de los avances de la ciencia y el conocimiento científico.
El diálogo de saberes necesita y está promoviendo hoy el rescate de la legitimidad de esos saberes vinculados a la cotidianeidad, incluido el hombre común, sus conocimientos, valores y creencias. Este es uno de los aspectos más álgidos, pues persisten las conformaciones de poder-saber disciplinario» (Sotolongo y Delgado:2006;72)
«La consideración del espacio común a compartir por personas diferentes, verdaderos extraños morales y culturales que conviven y resuelven de conjunto problemas comunes.» (Sotolongo y Delgado:2006;72)
La cuestión epistemológica de interés en estos casos radica en que, desde la posición clásica del poder, los «especialistas» podrían rechazar el diálogo con los «legos», desconocedores, no especialistas, atribuyéndoles falta de conocimientos y competencias para el diálogo. Sin embargo, los resultados de la ciencia y la técnica se vuelcan sobre una sociedad mundial; sus efectos no son intra-científicos sino socioculturales, de modo que el punto de vista de los otros, los «hombres comunes», ha de considerarse en la construcción colectiva de saber. (Sotolongo y Delgado:2006;73)
«Sin embargo, en las condiciones actuales de dominación, se ha comenzado a desarrollar una nueva forma de hegemonismo y explotación, cuando el diálogo se torna, por ejemplo, biopiratería. Se busca en otros pueblos un conocimiento que se lleva a los centros de poder, se decodifica y se patenta para hacerlo funcionar, entonces, en el contexto de las bien conocidas relaciones de dominación y explotación. (Sotolongo y Delgado:2006;74)
«Asuntos como la atención de salud o la educación de los hijos exigen un diálogo constante entre los saberes que esas culturas y personas portan, y no pueden continuar reduciéndose a los imperativos de dominación de una cultura o a un tipo de ideología científica impuesta a ellos.» (Sotolongo y Delgado:2006;74)
«Sin embargo, acercar estas perspectivas y abordar los problemas desde ellas al modo de parches engomados que reconstruyen una hoja de papel es absolutamente insuficiente. Se necesita un esfuerzo integrador transdisciplinario que las unifique en el análisis de los problemas. Y no se trata solamente de un deseo. El diálogo fructífero de saberes es posible por la comunidad de naturaleza de los problemas que abordan -problemas de nuevo tipo- y de las ideas que estas perspectivas de análisis tiene en común.
Como vemos, entre ella sobresalen la integración de conocimientos y valor; la reconsideración del objeto de la ciencia y el lugar de la incertidumbre en el conocimiento; la preocupación por el futuro y las consecuencias a mediano y largo plazo de las intervenciones práctivas de los seres humanos.» (Sotolongo y Delgado:2006;76)