Bolívar, A. (2002) «¿De nobis ipsis silemus?»: Epistemología de la investigación biográfico-narrativa en educación. Revista Electrónica de Investigación Educativa, 4 (1). Consultado en: http://redie.uabc.uabc.mx/vol4no1/contenido-bolivar.html
[de nobis ipsis loquemur significa sobre nosotros mismo hablamos]
«Esta forma de investigar altera los modos habituales de los que se entiendo por conocimiento en ciencias sociales y de lo que importa conocer; no obstante, desde la modernidad se arrastra un déficit motodológico para justificarla (validez, generalización y fiabilidad).» (Bolívar:2002;1)
investigación cualitativa (Bolívar:2002;2)
«Kant encabeza la segunda edición de su Crítica de la razón pura con el lema anterior (en formulación afirmativa), tomado de Francis Bacon, como signo y garantía de objetividad de la obra. Sólo cuando se elimina la individualidad se está realmente haciendo ciencia. ¿Qué ha ocurrido desde entonces como para que consideremos que «sobre nosotros mismos callamos» deba, paradójicamente, ser cambiado por «de nobis ipsis loquemur» (sobre nosotros mismo hablamos)? El ideal positivista fue establecer una distancia entre investigador y objeto investigado, correlacionando mayor despersonalización con incremento de objetividad. La investigación narrativa viene justo a negar dicho supuesto, pues los informantes hablan de ellos mismos, sin silenciar su subjetividad.» (Bolívar:2002;2)
«Dithley, a comienzos del siglo pasado, contribuyó decisivamente a dar un estatuto epistemológico propio a las ciencias humans (Geisteswissenschaften) situando las relaciones personales vividas por cada individuo como clave de la interpretación hermenéutica. Dichas experiencias vividas (erlebnis, que Ortega y Gasset tradujo por «vivencias») son la base de la comprensión (verstehen) de las acciones humanas. El filósofo español Ortega y Gasset, influido por Dithley, defendiendo la razón histórica, señalaba -en su ensayo Historia como sistema- que «frente a la razón pura físico-matemática hay, pues, una razón narrativa. Para comprender algo humano, personal o colectivo, es preciso contar una historia.» (Bolívar:2002;2)
«Muchos de los problemas que arrastramos para encajar la investigación narrativa en la investigación tradicional provienen de esa separación que introdujo la ciencia moderna. Dicha exclusión -argumenta, no estaría justificada en cuanto que el mundo objetivo-científico se fundamenta en el lebenswelt (mundo de la vida), base previa y originaria de toda evidencia. Para ello propone, en lugar de reducirlo a la objetividad científica «tomar el mundo puramente y de forma totalmente exclusica tal y como el mundo tiene sentido y validez de ser en nuestra vida de consciencia […], como subjetividad productora de validez» (Bolívar:2002;3)
«La investigación biográfica (desde la life-history) y, especialmente, narrativa (narrative inquiry), ante el desengaño postmoderno de las grandes narrtivas y la reinvindicación del sujeto personal en las ciencias sociales, está adquiriendo cada día mayor relevancia. Como hemos defendido y explicado extensamente en un libro reciente […], comporta un enfoque específico de investigación con su propia credibilidad y legitimidad para construir conocimiento en educación. Reclama, por tanto, un modo distintivo del paradigma cualitativo convencional, sin limitarse a una metodología de recolección y análisis de datos. En esa medida, altera algunos supuestos de los modos asentados de investigar, haciendo de esta práctica algo más accesible, natural o democrático. Contar las propias vivencias y «leer» (en el sentido de «interpretar») dichos hechos y acciones, a la luz de las historias que los actores narran, se convierte en una perspectiva peculiar de investigación.» (Bolívar:2002;3)
«Objetivos:» (Bolívar:2002;3)
«[…] Dar cuenta de la recomposición actual de las categorías epistemológicas tradicionales y de lo que se entiende por hacer ciencia, y qué conocimiento aporta la investigación narrativa frente a la investigación formal.» (Bolívar:2002;3)
«[…] Los principios teóricos del enfoque narrativo conforman, como señalamos, un modo propio de investigar. Derivamos, pues, el debate anterior a sus consecuencias metodológicas: si el tratamiento de la narrativa ha de ser formal o, mas bien, en coherencia con su especificidad, singular.» (Bolívar:2002;3)
«La investigación biográfica y narrativa en educación se asienta, pues, dentro del «giro hermenéutico» producido en los años setenta en las ciencias sociales. De la instancia positivista se pasa a una perspectiva interpretativa, en la cual el significado de los actores se convierte en el foco central de la investigación. Se entenderán los fenómenos sociales (y, dentro de ellos, la educación) como «textos», cuyo valor y significado, primariamente, vienen dados por la autointerpretación que los sujetos relatan en primera persona, donde la dimensión temporal y biográfica ocupa una posición central.» (Bolívar:2002;4)
«La narrativa no es sólo una metodología; como señaló Bruner (1988), es una forma de construir realidad, por lo que la metodología se asienta, diríamos, en una ontología.» (Bolívar:2002;4)
«Además, un enfoque narrativo prioriza un yo dialógico, su naturaleza relacional y comunitaria, donde la subjetividad es una construcción social, intersubjetivamente conformada por el discurso comunicativo. El juego de subjetividades, en un proceso dialógico, se convierte en un modo privilegiado de construir conocimiento.» (Bolívar:2002;4)
«Así, en unas reflexiones sobre su gran obra Verdad y método (Gadamer, 1992), afirmana que «la sociedad humana vive en instituciones que aparecen determinadas por la autocomprensión interna de los individuos que forman la sociedad. […] No hay ninguna realidad social, con todas sus presiones reales, que no se exprese en una conciencia lingüísticamente articulada» […]. De modo similar, rechazando el tratamiento positivista, Charles Taylor (1985) señalaba que somos esencialmente unos «self-interpreting animals» -animales que se autointerpretan-, es decir, no existen estructuras de significado independientemente de su interpretación. Esta autointerpretación es indescifrable al margen de la narración que biográficamente realice el individuo. Así lo ha visto, siguiendo la senda abierta por Gadamer, Paul Ricoeur (1995), para quien la acción significativa es un texto a interpretar, y el tiempo humano se articula de modo narrativo.
Unido a nuestra condición postmoderna, estamos, pues, en una crisis de los modos paradigmáticos establecidos de conocer, donde se replantea el papel del sujeto investigador y la necesidad de incluir la subjetividad en el proceso de comprensión de la realidad. Narrativas de gente y narrativas del investigador se funden productivamente para comprender la realidad social. Los criterios habituales (validez, generalización, fiabilidad) de legitimación han empezado a tambalearse.» (Bolívar:2002;5)
«Entendemos como narrativa la cualidad estructurada de la experiencia entendida y vista como un relato; por otro (como enfoque de investigación), las pautas y formas de construir sentido, a partir de acciones temporales personales, por medio de la descripción y análisis de los datos biográficos. es una particular reconstrucción de la experiencia, por la que, mediante un proceso reflexivo, se da significado a lo sucedido o vivido (Ricoeur, 1995). Trama argumental, secuencia temporal, personajes, situación, son constitutivos de la configuración narrativa […]. Narrativizar la vida en un autorrelato es -como dicen Bruner o Ricoeur- un medio de inventar el propio yo, de darle una identidad (narrativa)» (Bolívar:2002;5)
«La investigación hermenéutico-narrativa versus la tradicional-positivista
La investigación biográfica y narrativa en educación, en lugar del modo de cientificidad dominante en la modernidad, reclama otros criterios, superadora del constraste establecido entre objetividad y subjetividad, para basarse en las evidencias originarias del mundo de la vida. Como modo de conocimiento, el relato capta la riqueza y detalles de los significados en los asuntos humanos (motivaciones, sentimientos, deseos o propósitos) que no pueden ser expresados en definiciones, enunciados factuales o proposiciones abstractas, como hace el razonamiento lógico-formal.» (Bolívar:2002;5)
«El auge del giro hermenéutico, paralelo a la caída del positivismo y a la pretensión de dar una explicación «científica» de las acciones humanas, ha provocado que entendamos los fenómenos sociales (y la enseñanza) como «texto», cuyo valor y significado viene dado por la autointerpretación hermenéutica que de ella dan los actores. En lugar de pretender una explicación de la enseñanza, descomponiéndola en variable discretas o estableciendo indicadores de eficacia, se entiende que el significado de los actores debe ser el foco central de atención. Los grandes principios universales y abstractos, por su generalización, distorsionan la comprensión de las acciones concretas y particulares [para mí, es inventar relaciones inexistentes, como cuando tratamos de forzar antecedentes históricos que en realidad no son pertinentes con nuestra investigación con tal de justificarnos por medio de alguien más que no somos nosotros]. Una hermenéutica-narativa, por el contrario, permite la comprensión de la complejidad psicológica de las narraciones que los individuos hacen de los conflictos y los dilemas en sus vidas. (Bolívar:2002;6)
«Sin embargo, con el racionalismo de la ciencia moderna, se ha impuesto, como modo de racionalidad justificado, un tipo de discurso que procede por hipótesis, evidencias y conclusiones, siguiendo las leyes de la lógica o de la inducción; y relega al ámbito subjetivo toda la dimensión de expresión de experiencias. Este tipo de investigación convencional no sólo fracasa al tratar las experiencias vividas, sino que éstan son rechazadas como posible objeto de investigación, al entrar en el ámbito de lo subjetivo, que debe ser excluido de la investigación científica […]. El supuesto de partida de este tipo de racionalidad -como decía Kant en el referido lema- es que cuanto menos subjetivo y más objetivo sea, habrá mayor grado de cientificidad. La investigación hermenéutica , por el contrario, se dirige a dar sentido y a comprender (frente a «explicar» por relaciones causa-efectos) la experiencia vivida y narrada.» (Bolívar:2002;6)
«El sentido de una acción, lo que la hace inteligible, sólo podrá venir dado por la explicación narrativa del agente sobre las intenciones, motivos y propósitos que tiene para él a corto plazo, y más ampliamente, en el horizonte de su vida. El propio Van Manen […] ha señalado:
El interés actual por los relatos y narrativa puede ser visto como la expresión de una actitud crítica hacia el conocimiento como racionalidad técnica, como formalismo científico, y hacia el conocimiento como información. El interés por la narrativa expresa el deseo de volver a las experiencias significativas que encontramos en la vida diaria, no como un rechazo de la cienciam sino más bien como método que puede tratar las preocupaciones que normalmente quedan excluidas de la ciencia normal. […] El significado de la expansión de la metodología narrativa en la investigación educativa norteamericana es probablemente no tanto una nueva metodología cuando una forma de investigación científica humanizada, expresada bajo la narrativa y la biografía.» (Bolívar:2002;7)
«[…] adquieren una gran relevancia las historias de vida, tanto como objeto de investigación como metodología […] donde se explicita reflexivamente una crónica del yo en la geografía social y temporal de la vida. Como uso heurístico de la reflexividad, el sujeto informante se convierte en coinvestigador de su propia vida.» (Bolívar:2002;7)
«Por otro lado, se ha reivindicado un modo propio de conocer de las mujeres, distinto del razonamiento lógico-formal androcéntrico (propio de un «yo epistémico»), lo que conduce a considerar la narrativa como una forma específica del discurso femenino. Incluir la «voz» y asumir la condición de autora en el discurso de investigación (expresada en primera persona del singular) se corresponde con un yo «dialógico» que siente y ama, frente al modo dominante de discurso sobre la enseñanza (informe racionalista y pretendidamente neutro, propio de un extraterrestre asexuado, es decir, angélico). La oralidad tuvo desde sus primeros usos (por ejemplo, en la historia oral) una vocación militante de dar la voz a las «vidas silenciadas» […] entre las que estaban las mujeres.» (Bolívar:2002;7)