DIBUJITOS y Hogares subversivos
Existía una modesta colección de dibujos a tinta negra sobre hojas pequeñas. Se trataba del registro de un momento explosivo de trabajo dibujístico que englobó muchos intentos de crear un mundo visual distintivo para Las izquierdas.
«…la imagen icónica es una modalidad de la comunicación visual que representa de manera plástico-simbólica, sobre un soporte físico, un fragmento del entorno óptico (percepto), o reproduce una representación mental visualizable (ideoescena), o una combinación de ambos, y que es susceptible de conservarse en el espacio y/o sujetos distintos, incluyendo entre estos últimos al propio autor de la representación en momentos distintos de su existencia.» (Gubern;31)
Desde toquines tempranos, yo sentía la fuerte necesidad de visualizar a la banda como integrada por personajes de un comic, cuyo súper poder se reflejaba en el escenario, durante el uso de sus instrumentos musicales.
- Comencé ilustrando las letras por instinto. Así lo hice con la de ‘Liz la encueratriz’, en la que aparecía la banda tocando alrededor de una plataforma de tubo acompañada de dos seres bailantes. Al no saber qué hacer con aquel diseño y desear compartirlo, éste acabó en el muro de facebook de Las izquierdas, y ese fue su único uso.
- Continué colocando a los tres personajes tocando sus instrumentos musicales en la superficie de una pequeña cantimplora que obsequiamos a Andrés y yo a Gabo en su primer cumpleaños a nuestro lado. Para la elaboración hubo bocetos seguidos de un grabado con punta seca ejecutado sobre ésta.
- Pasé por el bocetaje de las estampas que ya mencioné en el apartado sobre huecogrbado. Esto ayudó a establecer una estética poco realista, pero muy expresiva en las ilustraciones del material de la banda.
- Tuve una corta época de planeación de los dibujos para el disco, que resultó infructífera por mis intenciones de darles un énfasis completamente literal con relación a las letras de las canciones, es decir, realizarlos desde la lógica y la razón.
- Terminé con la ejecución espontánea de una serie de dibujos que realicé con 39º de temperatura, producto de una infección adquirida por rabia y mal presagio del clima. De esa sesión resultaron ilustraciones altamente expresivas y espontáneas que, aunque no se relacionaban narrativamente con las canciones, cargaban con la misma energía contundente de la música. Es por eso que éstos son los que otorgan el dinamismo al folleto que acompaña al disco, el cual incluye también las letras escritas a mano.
«…hay razón para creer que las conexiones entre la enfermedad y el arte son muy cercanas y comunes. Cuando se alentó a algunos pacientes tuberculosos a que usaran la pintura como terapia ocupacional, se descubrió que podía seguirse el curso de la enfermedad con extraordinaria exactitud en los cuadros que pintaban: «La aprensión y el abatimiento anteriores a la hemoptisis o la cirugía, la tristeza y la apatía que aparecen después de estas operaciones, la frescura y la alegría durante la convalecencia: todo esto aparece en las pinturas como si fueran anotadas en un diario.»» (Sandblom:1995;19)
El dibujo, al ser una acción cruda que deja huellas de cada una de sus intenciones, valentías, movimientos arrepentidos a medio camino, aciertos audaces, cantidades de fuerza bien o mal calculadas, se convierte igualmente en un diario de los momentos en los que el dibujante lo realiza.
Aquella experiencia personal con el dibujo y la enfermedad, me llevó a reflexionar sobre la intuición y el instinto del arte, que muchas veces sen ve sesgados por jucios racionales. En esa ocasión, la enfermedad me ayudó (al poner el dibujo en un estatus de supervivencia más que de artificio presuntuoso) a perder aquellos filtros y dejar a mis trazos guiarse por la totalidad de lo que ocurría en la hoja, componiendo a partir de las formas sugeridas por el mismo papel y por los trazos ya marcados, permitiendo al fenómeno de la pulsión icónica actuar a través de mí. Haciendo trazos que por su fuerza nunca resultaban erróneos.
La pulsión icónica es aquella cualidad de la imaginación humana que provaca que a veces veamos rostros en las manchas del techo o las paredes, o que inventemos animales en las nubes, o temamos a seres que se dibujan como humanos en las sombras de los objetos de la noche.
«La pulsión icónica revela la tendencia natural del hombre a imponer orden y sentido a sus percepciones mediante proyecciones imaginarias, si bien tales orden y sentido aparecen ampliamente diversificados según el grupo cultural al que pertenezca el sujeto perceptor y según la historia personal que se halla tras cada mirada. Basta con… analizar el aprovechamiento por el artista rupestre primitivo de las formas naturales en las paredes de las cuevas del paleolítico superior para construir la imagen de un bisonte o un jabalí.» (Gubern;15)
Lo que se ha mencionado sobre los enfermos nos habla entonces, de una conexión directa del cuerpo y su estado con los resultados finales visibles del arte que hacemos. ¿Será entonces que podemos voluntariamente modificar nuestro cuerpo, extender esa modificación a nuestro entorno, y entonces esos cambios también se reflejarán en las obras que damos al mundo?
El pintor y arquitecto Friedrich Hundertwasser se dedicó durante su vida a construir edificios de vivienda en Viena, lugares coloridos que luchaban en contra de la línea recta, resultando en formas redondeadas y heterogéneas, alegres y dinámicas. Lo hacía, según sus escritos y conferencias, con el objetivo de hacer de los habitantes de ellos personas más felices. Según sus poéticas hipótesis, los humanos tenemos cinco pieles, siendo las primeras tres, en orden de proximidad al ser: la piel del cuerpo, la vestimenta y la casa. Hablando sobre uno de sus performances, Hundertwasser dice:
«,,It is my conviction that man is sorrounded by three layers: by his skin, his clothing and his building. Clothing and buildings have undergone a development in the last centuries which is no longer in tune with nature and the requirements of the individual. As a consequence of the mass aspects of society, inappropriate things are forced on the individual. To protest against these circumstances in the realm of architecture was the purpose of the ink demonstration: my undressing served to protest against the oppression through clothing.» (Vienna, enero 26,1968, traducción cortesía de TASCHEN, Cologne, 1997)
Muchas veces salir de un estado de comodidad nos ayuda a encontrar caminos que no hemos sido capaces de encontrar en circunstancias normales. En el caso de la enfermedad se trata de una alteración en lo que Hundertwasser vería como la primera piel, es decir, una alteración en nuestros cuerpos que modifica momentáneamente nuestro sentir individual.
Pero yo me pregunto, si trasladamos esta lógica a aquella tercera piel, nuestra casa, ¿será posible que lleguemos a caminos insospechados si subvertimos el orden, el estado normal de nuestro hogar?
Quizás podríamos seguir, como describí en el proceso del dibujo, los caminos que trazan las necesidades reales surgidas de momentos específicos que van surgiendo por la misma acción de vivir. Se trataría de aprovechar los incidentes e integrarlos a nuestra realidad, aceptando su existencia en vez de negarla como precio de una apariencia excesivamente lógica o normal.
Y por la magnitud del proyecto de un hogar subversivo, el estado creativo se convertiría entonces en una situación ya no sólo indivual, sino colectiva. Esta es una de las metas que el underground siempre ha perseguido, la de llevar al humano a una cotidianidad llena de sentido.
«…una comuna, para existir armoniosamente, debe componerse de personas que estén de acuerdo unánimemente sobre una cuestión, aunque no es necesario que sean fanáticos. Este cuestión debe ser de orden religioso, o bien ocupar en sus mentes el lugar habitualmente atribuido a la religión» (Melville:1976;49)
Pero quisiera salir del tono utópico mencionando la existencia real, en la Ciudad de México, de Casa Gomorra. No me atrevería a decir que se trata de una comuna, pero las personas que la habitan parecen estar de acuerdo en una cuestión: la necesidad actual de tomar en nuestras manos la difusión, organización y gestión de las propuestas artísticas, y abrir espacios físicos o virtuales donde nos conectemos con personas que tienen el mismo sentir. Esto, en el caso de Gomorra, se ha logrado a base de ensayo, error y acierto incesante. Su contribución a los ríos subterráneos de arte se ha dado por medio de fiestas, talleres, pequeñas convenciones, charlas, exposiciones organizadas en colaboración con un sinfín. Pero lo más reelevante de estas actividades, es la compartición de proyectos artísticos al mismo nivel que la resolución colectiva de problemáticas menos triviales, tal como el manejo y conocimiento de nuestra vida sexual, las cosas que comemos y todo tipo de autocuidados y autoconocimientos que por lo regular son relegados a la esfera de lo íntimo e indiscutible.
«La resistencia no sólo se acerca a lo imposible de ser visto, al introducir un conjunto de luces que disparan la visión y modifican la escena, el escenario y la escenografía, haciendo evidente la invisibilidad de lo visible; sino que permite, a su vez, acercarse a lo impensable, a todo aquello que el régimen de lo decible hace imposible pensar, y trae también a la escena el cúmulo de no-pensados que constituyen nuestro pensamiento, sobre los cuales no tenemos conciencia, no dirigimos la crítica, ese conjunto inmenso de frases hechas que hablan por nosotros sin ser concientes de ello. «En cada época y sociedad el modo de reflexionar de la gente, los modos de escribir, de juzgar, de hablar, las conversaciones triviales y cotidianas y hasta la manera en que los individuos experimentan las cosas, las reacciones de su sensiblidad, toda su conducta está regida por una estructura, por un sistema que cambia con los tiempos y las sociedades, pero que está presente en todos los tiempos. Este sistema se compone de un conjunto de enunciados que utilizamos cotidianamente sin conciencia de ello, son estos los no-pensados que estructuran nuestro pensamiento, ya que «pensamos al interior de un pensamiento anónimo y forzoso que es el pensamiento de una época y de una lengua (…) es el fondo sobre el cual nuestro pensamiento «libre» brilla y emerge un instante»» (Resistencia:2004;37)
Un hogar subversivo como lo es Casa Gomorra, abre la perspectiva de las reglas útiles y las que son obsoletas en nuestra relación con el otro.
Esto nos lleva a pensar que ciertas deformaciones en la estructura de nuestras actividades (ya sea dibujar, tener un hogar…) son cuestionables. No estamos obligados a reproducirlas, dado que no obedecen a la esencia, a la razón real por la que existen.
Sintámonos libres de hacer con nuestros dibujos y nuestros hogares lo que queramos, confiando en lo que nos sugiere nuestra intuición, aunque no se parezca a nada de lo que ya conocemos. Tal vez así llegaremos a lugares más saludables para nosotros, en vez de sentir que la vida pesa constantemente con pequeñas obligaciones sin sentido.
«El buen vivir puede parecer símbolo de bienestar. Sin embargo, en nuestra civilización la noción de bienestar se ha reducido a su sentido material, el cual implica comodidad, posesión de objetos y bienes, pero no comporta en absoluto lo propio de buen vivir: el florecimiento personal, las relaciones amorosas, la amistad, el sentido de la comunidad. Hoy, el buen vivir debe incluir el bienestar material, pero ha de oponerse a una concepción cuantitativa centrada en perseguir y alcanzar el bienestar, a través del «cada vez más». Significa calidad de vida, no cantidad de bienes. Engloba ante todo el bienestar afectivo, psíquico y moral. (Hessel;29)
Casa Gomorra: https://es-la.facebook.com/casa.gomorra/