2. Un poquito más de apertura, un poquito menos de prejuicio
Todo sirve: La narrativa, los rituales, el silencio, la sociología (lo que sepas de ella), la historia, lo occidental, lo oriental, lo indígena, lo lejano, lo cercano, lo discreto, lo espectacular. Tu inocencia, tu perversión, tu amor, tu odio, tu coraje. Incluso tu frustración o impotencia nos pueden servir… Tus maromas, eso que haces en secreto, tu exhibicionismo, mi violencia…
Para empezar mencionaré a grandes rasgos una distinción a la que el científico Albert Hofmann ilustró como ‘mundo interior y mundo exterior’:
“Por mundo exterior se entiende todo el universo material y energético al que pertenecemos también con nuestra corporeidad.
Como mundo interior se designa la conciencia humana. La conciencia se escapa a una definición científica, pues se precisa de la conciencia para reflexionar acerca de qué sea la conciencia. Esta puede ser únicamente descrita como el centro espiritual receptivo y creativo de la personalidad humana.
Existen dos diferencias fundamentales entre mundo exterior e interior. Mientras existe un solo mundo exterior, el número de mundos interiores, espirituales, es tan grande como el número de individuos humanos. Además, la existencia del mundo exterior, material, es objetivamente demostrable, mientras que el mundo interior representa una mera experiencia espiritual subjetiva.” (Hofmann; 1997)
Hofmann es el científico que sintetizó el LSD alrededor de los 1940s. Este libro casi didáctico que publicó medio siglo después (llamado «Mundo interior, mundo exterior»), habiendo llevado una vida observadora y en extremo perceptiva, ahora me sirve para definir el límite que hay entre lo que ocurre dentro de nuestras cabezas y lo que ocurre fuera.
Esos dos mundos conviven y a veces, si no nos fijamos, podríamos confundirlos grandemente. Este fragmento de aprendizaje que que quiero plasmar es una invitación a dejar de juzgar nuestro mundo interior por las reglas del mundo exterior. Es decir, aprovechar este espacio en el que nadie nos juzga y en el que a nadie afectamos para atrevernos a voltear las cosas, tomar las que estén puestas en un lugar y colocarlas donde nos plazca. Y a partir de esa apertura, y de una conciencia constante sobre qué cosas están pasando afuera y qué cosas están pasando dentro de nosotros, quizás podremos empezar a ver el mundo de forma distinta. Y con suerte le perderemos el miedo a cuestionar estructuras que no nos hacen sentido. Y tal vez con todo el peso de nuestro mundo interior ya más claro, hasta podamos decirles ‘no, gracias’ a esas estructuras.
Tomaré un fragmento de Demian, el libro de Hermann Hesse, que en esta ocasión está a su vez citado por Racionero dentro de las Filosofías del underground, para ilustrar la ‘ética amoral’ que proponía Hesse en su literatura:
«No quiero decir que debes hacer simplemente todo lo que te pase por la cabeza. No. Pero no debes cortar y rechazar esas ideas exorcizándolas o moralizando sobre ellas. Debes tratar tus impulsos y las llamadas tentaciones con respeto y amor. Entonces te revelarán su significado, y todas ellas tienen significado… la persona que quieres eliminar no es nunca, por supuesto, el Sr. X, sino una mera excusa. Si odias a una persona, es porque odias algo en ella que está dentro de tí; lo que no es parte de nosotros, no nos inquieta» (Racionero;56)
Aquel fragmento ilustra el espíritu de una época en la que el psicoanálisis empezaba a ser del interés de muchos artistas y filósofos. Retomaré las conversaciones con el Dalai Lama, para mostrar la parte en la que los científicos que lo visitan buscan explicarle lo que ellos encuentran equivalente a ciertos conceptos del budismo en su cultura e inevitablemente llegan a Sigmund Freud:
«En mi papel como organizador, era mi responsabilidad asegurarme de que el Dalai Lama y los tibetanos tuviesen una adecuada presentación de los enfoques occidentales respecto a las zonas de penumbra del ego. El psicoanálisis ha introducido en el campo común dos ideas clave para esta reunión: la noción del inconsciente humano y sus honduras, y el papel central que desempeñan los sueños en la exploración de la psique humana» (Varela:1999;71)
Debo mencionar que Andrés estaba bastante familiarizado con el psicoanálisis, y dentro de las Izquierdas, esto se traducía como una total apertura de cada integrante a las ideas de los otros miembros de la banda. Es decir, gozábamos una especie de libre asociación , en la que, por ejemplo en la redacción de la letra de las canciones, se permitía tomar cualquier camino a fin de ver a donde nos llevaba. Ya después eligiendo lo que a los tres nos pareciera mejor:
«El método empleado por Freud para llegar a la verdad subyacente, oculta en los sueños consistía en tomar diferentes partes del sueño y alentar a sus pacientes a emplear la asociación libre -diciendo todo lo que acudía espontáneamente a su mente -en relación con cualquiera de los elementos del sueño. La idea general era que uno entra en un estado de no-integración, abriéndose, suprimiendo el control, en que uno ya no depende de su pensar cortical, en vez de lo cual deja que ideas, percepciones, recuerdos y visiones acudan libremente, incluso cuando parecen incoherentes, desconectados o inaceptables.» (Varela:1999;83)
Es posible construir caminos novedosos e inesperados en nuestra forma de hacer arte, si tan sólo nos permitimos ver nuestras ideas y nuestros recursos con una perspectiva abierta, que muchas veces escapa de lo coherente, lo conectado y lo aceptable. Es muy diferente enunciar las cosas en voz alta, para después descubrir las frases o formulas que uno tiende a repetir. Sólo de esa manera se pueden descubrir los propios esquemas mentales y, si se requiere, transformarlos.
Una psicóloga llamada Joyce, la encargada de explicarle el psicoanálisis al Dalai Lama dice:
» ‘Eso se llama asociación libre. Como ustedes pueden ver, el único lugar en que nos permitiríamos hablar de ese modo descontrolado es en el psicoanálisis. Si lo hiciéramos en otro lugar, pronto quedaríamos sin amigos!’ Todos reímos ante la imagen de vivir nuestra vida en libre asociación, trastornando a todos con nuestra ambivalencia consciente e inconsciente.
Joyce continuó: ‘La asociación libre lo lleva a uno a expresar sentimientos e ideas que uno nunca habría querido contarle a nadie, ni siquiera a uno mismo. De este modo se obtiene cierto nivel de verdad acerca del propio ser y de la propia manera de relacionarse con otros y con la vida en general’.» (Varela:1999;84)
Ante esto puedo decir que para mí esa era gran parte de la fortuna de Las izquierdas: en el contexto creativo cualquier comentario colado y raro era muy apreciado. Esto causaría una sensación de verdad parecida a la descrita por aquella psicóloga, pero a partir de un acto creativo más que de un psicoanálisis como tal.
Alguna vez yo dije ‘Gabo es una mujer’, cantando el riff que el Panzón anónimo nos había estado tratando de introducir a Gabo y a mí durante un ensayo. De tanto repetirlo para matar el tiempo de espera de un vagón vacío en la hora pico del metro, salió la canción ‘Maratón chafarama con Las izquierdas’, en la cual ‘Gabo es un agujero’, una asociación lingüística que terminó por hacernos sentido a los tres como para incorporarla y hacer canción a partir de ella. Todo sirve: Igualmente el título del disco ‘Maratón chafarama con Las izquierdas’ surgió de un comentario a medio ensayo en el que en realidad lo estábamos haciendo muy mal todo, pero ‘eso’ quedó.
“Maratón Chafarama con Las Izquierdas (hasta se siente bien decirlo) es, en efecto, un collage maratónico de lo-fi contestatario, a base de una batería, una guitarra eléctrica al volumen 11, una trompeta, alguna armónica y un tubo (sí, para pole dancing). Podríamos ponernos a hablar de las presentaciones en vivo de Las Izquierdas, donde un tipo de 1.90 hace solos mientras se columpia del tubo, una chica topless golpea la tarola con furia y un trompetista, igualmente en pelotas, eleva a nivel mítico el performance, pero mejor pasemos a hablar del disco…” (Andrés Murillo)
Revisando un libro que habla sobre la evolución musical, performática y visual de David Bowie, encontré en una parte:
«When the subject is unable to cop with his/her drives and therefore denies their existence, they are pushed into the subconscious where sooner or later they surface as a neurosis… The positive way of coping with a socially non-accepted perversion is expressing it through Art -and that is the basic Freudian explanation for so many hidden meanings in masterpieces (Devereux;322)
Esto nos recuerda lo perjudicial que resulta a largo plazo reprimirse los impulsos. Ese hecho ha sido ampliamente estudiado, pero al momento de tomar decisiones que realmente nos comprometen como, por ejemplo, el contenido de nuestra obra artística, ¿no es verdad que tendemos a reprimirnos lo que nos pueda avergonzar o nos pueda hacer ver mal?
Es importante saber que el arte es un campo abierto. Que para su concepción, es válido explorar en formas y temas que realmente nos inquieten. Hallé en una antología del CENART sobre interdisciplina, este fragmento escrito por una de las profesoras, performancera y bailarina Pilar Urreta:
«…lo que he propuesto, a lo largo de la exploración y la reflexión, ha sido adentrarnos en la intimidad de nuestro proceso, encontrar el centro, en origen de nuestro impulso creador, y escuchar su voz con atención y honestidad. Me parece que las palabras de Joseph Campbell vienen precisas para concluir:
Allí donde pensábamos que encontraríamos algo terrible, encontraremos un dios; allí donde pensábamos matar al otro, será nuestro propio ego el que sacrificaremos; allí donde pensábamos caminar hacia el mundo exterior, nos dirigiremos hacia el centro de nuestra propia existencia; allí donde pensábamos estar solos, estaremos con el mundo todo» (Jiménez:2005;99)
Esa es una lección que aprendí al lado de Andrés, después de ver que una idea que yo tuve y me parecía ridícula, se convirtió en una de las canciones más pegajosas de Las izquierdas: ‘Él se robó mi dinero’. Yo había hecho la canción para desahogarme una vez que se me desapareció un dinero de mi alcancía, y se la canté a Andrés. Luego ya con Las izquierdas, él le puso guitarra y mi primera reacción fue negarme por completo a integrarla al set de canciones de la banda. Cosa misma que me pasó con su idea de incorporar mi tubo de baile a los shows. Mi primera reacción fue también negarme por completo.
«Además de tocar como unas bestias venidas del averno es extremadamente divertido ver esa reapropiación del tubo que hacen Las izquierdas. El pole dance ya no es la expresión vertical del stri tease, sino un elemento tangible para expresar rabia, deseo, hambre de escenario, exhibicionismo y punkitud. Como quien dice, el tubo se convierte en un instrumento no musical importantísimo que juega un papel único en el escenario como elemento de extremo poder, un falo metálico de dos metros y medio que confronta constantemente con fantasías y roles a la audiencia» (Ali Gua Gua)
¿Cómo iba a saber que abrir mi universo a posibilidades que se me hacían ilógicas o fuera de lugar iba a provocar reflexiones de esta naturaleza? Aquel fragmento lo tomé de un texto que Ali Gua Gua publicó al poco tiempo de alternar con nosotros en el escenario del Foro Alicia.
Y justamente eso es lo interesante de abrirse a cualquier dirección que nos insinúe nuestra mente. Que muchas veces provoca que realicemos cosas que parecían imposibles. Y se puede expandir tanto que acabamos, por ejemplo, siendo multidisciplinarios, transdisciplinarios, interdisciplinarios, cuando muchas de las estructuras del mundo exterior nos dicen que incluso el sólo hecho de ser artista es lejanísimo:
«La transdisciplinariedad concierne, como el prefijo «trans» lo indica, lo que está a la vez entre las disciplinas, a través de las diferentes disciplinas y más allá de toda disciplina. Su finalidad es la comprehensión del mundo presente en el cual uno de los imperativos es la unidad del conocimiento.» (Basarab:1996;35)
Si empezamos a permitirnos tomar las direcciones que nuestra mente nos indica (ya sea basándose en su intuición o en su experiencia), tal vez lograremos acercarnos un poco más a esa unidad del conocimiento que menciona el físico Nicolescu Basabarab en su Manifiesto sobre la Transdisciplinariedad.
Por otro lado, tomo al estudioso Jorge Dalmau de la Universidad de Barcelona, quien cuestiona en un breve artículo si los diferentes modos de hacer serán disciplinas?
«La transdisciplinariedad nos habla de independencia en la forma de definir y analizar los problemas, sin respeto a los límites disciplinarios.» (Dalmau;problemática interdisciplinar)
“La interdisciplinariedad puede ser considerada como una propiedad que surge fragmentando los límites establecidos y por ello busca su propia razón de ser en otras disciplinas o campos afines, produciendo una posibilidad de asociación imposible en una disciplina aislada y que por lo tanto conduce a una organización global más clarificadora y eficaz.”( Dalmau:2013;54)
Dejo por sentada la pregunta ¿lo que el mundo exterior ve como trans, ínter, o multidisciplina, será más bien la forma en la que más personas de las que creemos ven naturalmente el mundo y el conocimiento?