LA BATERÍA
«…soy Mery Buda y dentro de Las izquierdas me dedico a idear canciones, letras, toco la batería, dibujé el logo, dibujé a esta gordita, hago letreros para todos los toquines, hago la página, la programo para que se suban las cosas de tumblr y de las otras páginas, y ya. La neta dedico mi vida a Las izquierdas» (Fragmento del show de televisión Cero Decibeles 10 de junio 2015)
Cuando Las izquierdas comenzaron Mery tenía 24 años de edad. Los instrumentos que aportaba a la banda eran principalmente la batería y su voz. Con la primera marcaba los bailes en canciones como «Mallory Knox», «Maratón chafarama…» y los ánimos encendidos en otras como «El hombre de las calles» y «Ese es el PRI», utilizando la simplicidad como garantía y los golpes contundentes como marca obligatoria. Con su voz acompañaba y acentuaba la mayor parte de las canciones, mientras que lidereaba otras como «Elena de Troya» y «Él se robó mi dinero».
El superpoder que transmitía en la banda, era el de la creencia de que todo es posible, dando así su mayor esfuerzo por estar al nivel de las circunstancias musicales y escénicas con un trabajo incansable. Probablemente esa esperanza provenía de todos los límites y tabús que había roto frente a su núcleo familiar en muy variados niveles de la vida social y práctica.
Su forma de componer las canciones en Las izquierdas era intuitiva y un tanto primitiva, ya que sólo creía en los ritmos, melodías e ideas que emanaban de su trabajo sobre materiales en bruto. Siempre fue muy necia al aceptar qué influencias y aportes le había brindado la educación musical, por lo que renegaba de los años que pasó en su infancia en el conservatorio estudiando las materias de solfeo, conjuntos corales, introducción a la música, instrumento (violoncello) y orquesta infantil. Ella frecuentemente describía como un milagro el hecho de que la batería le hubiera salido a la primerita, pero quizás se trataba más de una mezcla entre la temprana y profunda comprensión de los conceptos de ritmo, métrica, pulso, compases, con una reiterativa escucha de grupos de rock en la niñez y adolescencia.
Tratándose de un capítulo sobre mí misma, pretendo desentrañar qué ideas y modos de hacer míos fueron útiles y fértiles para la construcción de Las izquierdas:
1. Debe haber una manera
Aquí tocaremos el poco ortodoxo tema de la fe que nace del amor. El filósofo de la primera mitad del siglo XX Ortega y Gasset hizo del sentimiento amoroso uno de sus temas de investigación:
«Nada hay tan fecundo en nuestra vida íntima como el sentimiento amoroso; tanto, que viene a ser el símbolo de toda fecundidad. Del amor nacen, pues, en el sujeto muchas cosas: deseos, pensamientos, voliciones, actos;» (Ortega y Gasset:1939)
El amor que sentimos hacia personas o hacia ideales de nuestro devenir me parece la gasolina más poderosa cuando se trata de emprender proyectos gigantes, o alocados o que parecen lejísimos. Hay algo en nuestro corazón que nos dice que nos estamos acercando al objeto que provoca que nos motiva a despertar cada mañana.
«‘Mi amor es mi peso; por él voy a dondequiera que voy.’ Amor es gravitación hacia lo amado… nuestro corazón, con terquedad de astro, se siente adscrito a una órbita predeterminada y girará por su propia gravitación hacia el arte o la ambición política o el placer sexual o el dinero.» (Ortega y Gasset:1939)
¿Qué mejor explicación podría haber para que alguien dedique su vida a repetir y repetir un ensayo de las mismas canciones durante años? ¿qué otra razón podría haber detrás de la terquedad de alguien que pule y pule los mismos fragmentos de tiempo hasta estar seguro de que su interpretación crea magia y comunica al mundo exterior lo que uno siente en su mundo interior?
«El amor… llega en esa dilatación virtual hasta el objeto, y se ocupa en una faena invisible, pero divina, y la más actuosa que cabe: se ocupa en afirmar su objeto. Piensen ustedes lo que es amar el arte o la patria: es como no dudar ni un momento del derecho que tiene a existir; es como reconocer y confirmar en cada instante que son dignos de existir.» (Ortega y Gasset:1939)
Pero, ¿por qué hablo tanto de esto? Porque creo que es un mal común en la humanidad el de juzgar sus propios objetos amados y, por ende, no permitirse ir hacia ellos como nos lo pide todo nuestro ser. Ir hacia lo que amamos, ya sea la música, la pintura, el servicio a los otros, la enseñanza, los escenarios, vuelve mucho más fácil el accionar. Libera esa contradicción que en ocasiones hay entre nuestra razón (debo hacer algo) y nuestro cuerpo (..pero lo estoy procastinando). Y, finalmente, podría tratarse sólo de una cuestión de honestidad con nuestros verdaderos ideales. Continuaré con Ortega y Gasset:
«hay en el paisaje figuras corpóreas o imaginarias cuyo oficio consiste en disparar nuestras actividades espirituales que, a su vez, arrastran en pos el aparato corporal. Esos excitantes psíquicos son los ideales, ni más ni menos.»
«Los hay mínimos, humildes, que casi no nos confesamos; los hay gigantescos, de histórico tamaño, que ponen en tensión nuestra existencia entera y a veces la de todo un pueblo y toda una edad. Si el nombre de ideales quiere dejarse sólo para estos mayúsculos no hay inconveniente con tal de recordar que lo que tienen de ideales no es lo que tienen de grandes, no es su trascendencia objetiva, sino lo que tienen de común con los más pequeños estímulos del vivir: disparar nuestras potencias. El ideal es un órgano de toda vida encargado de excitarla… Por eso, la biología de cada ser debe analizar no sólo su cuerpo y su alma, sino también describir el inventario de sus ideales. A veces padecemos una vital decadencia que no procede de una enfermedad en nuestro cuerpo ni en nuestra alma, sino de una mala higiene de ideales». (Ortega y Gasset:1939)
En el contexto de Las izquierdas, me parece que el elemento amor y el elemento ideal engloba gran parte de lo dicho hasta ahora en este capítulo. Ya que, como disparador de acción, el amor hacia (quizás hacia la música, el arte, el bienestar y los mismos amigos) un objeto tira las barreras del juicio, quita los deseos innecesarios (como lo que hablábamos de la fama), nos obliga a transformarnos hasta estar acordes con la situación (como lo que hablábamos de performar y disolver el ego), nos quita el miedo a realmente comprometernos, nos hace reír, nos hace experimentar. Al final, nos pone en la acción tan buscada:
«El deseo tiene un carácter pasivo, y en rigor lo que deseo al desear es que el objeto venga a mí. Soy el centro de gravitación, donde espero que las cosas vengan a caer. Viceversa: en el amor todo es actividad, según veremos. Y en lugar de consistir en que el objeto venga a mí, soy yo quien va al objeto y estoy en él.» (Ortega y Gasset:1939)
Alguna vez se escribió en el blog de música «no mute» sobre nosotros:
«La falta de un propósito, de un concepto y lógica, vuelve a Las izquierdas un proyecto que raya en el nihilismo. De la mano de su música, el grupo es el pretexto de varios para reunirse a existir sin ningún fin». (Víctor H. Cisneros)
Recuerdo que al ver esa reseña no sentimos en ese tiempo que reflejara lo que estábamos haciendo. Ahora puedo enunciar más fácilmente el propósito, el concepto y la lógica de la banda. Y era, al parecer, encontrar la manera de estar y de poner felices a quienes estaban.
«human felicity depends upon developing a sense of continuity between values and actions. It was, after all, in the painful gap between these two things -between ideals and reality- that unhappiness had bred and the breaking point had sprung. In the simplest possible terms, we can note that people are happier when they have more time to do the things they want to do. Depending on how seriously we are willing to take it, this realisation has the capacity to be incredibly banal or incredibly profound.. (O’Mahoney:2014;242)» (Frayne;246)
Esto nos hace pensar que quizás vale la pena buscar la manera de incorporar eso que amamos (una vez que ya lo hemos ubicado) a nuestra vida diaria. Quise escribir este capitulito porque admito que he sido demasiado necia en cuanto a alcanzar cueste el tiempo que cueste, lograr ver realizadas las cosas que mi corazón me pedía por tanto tiempo. Sobretodo quise escribirlo para compartir que mi necedad mencionada es la que todo el tiempo me hace creer que debe haber una manera de llegar. Y para encontrar esa manera es que vale la pena hacer de todo lo que parezca acercarnos. Por eso la insistencia en la ínter/multi/transdisciplina y en tumbar los límites mentales y buscar entradas por todos los lados posibles.
En ‘Estética relacional’, Nicolás Bourriaud escribe:
«… las obras ya no tienen como meta formar realidades imaginarias o utópicas, sino constituir modos de existencia o modelos de acción dentro de lo real ya existente, cualquiera que fuera la escala elegida por el artista. Althusser decía que siempre se toma el tren del mundo en marcha… El artista habita las circunstancias que el presente le ofrece para transformar el contexto de su vida (su relación con el mundo sensible y conceptual) en un universo duradero. Toma el mundo en marcha, es un «inquilino de la cultura»…» (Bourriaud:2008;12)
Por eso creo que es bueno expandir la vista cuando nos econtramos creando, expandirla hacia todo lo que nos incumbe en la existencia, aunque parezca inconexo con nuestra obra. No sabemos con qué sorpresas nos podremos encontrar al tomar el riesgo:
«iniciaron su show con los acordes de abuso de autoridad de EL TRI; pasaron unos segundos para que el lugar estallara entre slam, sudor y mucha energía. Gabo Salvaje, Mery Buda y El Panzón Anónimo, responsables de esta irrupción, se adueñaron de escenario con poca luz, poca ropa, mucho power y mucha diversión. Esta banda es única, la pasión con la que tocan se contagia y el sonido es inigualable, ¿Te cae que una trompeta y una armónica suenen en una banda de punk? ¿Es neta que van a hacer pole dance?; realmente no sabemos mucho de música, pero definitivamente Las izquierdas son de esos grupos que AMAN lo que hacen y que definitivamente hacen falta en la escena indie mexicana. Es un hecho que su propuesta es buena y que la incorporación del tubo de pole dance brinda una concepción distinta a toda la construcción de un espectáculo musical a los que estamos ya acostumbrados. » (Liliana Onofre)
La felicidad expresada de los que nos rodeaban fue, desde muy temprano, lo que nos legitimó:
«Amar una cosa es estar empeñado en que exista; no admitir, en lo que depende de uno, la posibilidad de un universo donde aquel objeto esté ausente.» (Ortega y Gasset:1939)