Hesse, H. (1981). Demian. Madrid: Alianza editorial.
No es necesario tener miedo de nadie. Si se teme a alguien, es porque ese alguien tiene poder sobre uno. (pag 51)
Te darás cuenta de que ese miedo que te produce no es bueno, ¿verdad? Un miedo así nos va destrozando, hay que liberarse de él. Tienes que hacerlo si quieres convertirte en un hombre. ¿Comprendes?
(pag 53)
En el fondo, no era más que miedo. Porque Demian me hubiera exigido más que los padres, mucho más; él hubiera intentado hacerme más independiente, con estímulos y reprimendas, con burlas e
ironías. Sí, eso lo sé yo; nada hay más molesto para el hombre que seguir el camino que le conduce a sí mismo. (pag 59)
Y mientras mis compañeros me consideraban un cabecillay un jabato, un muchaho valiente y juerguista, mi alma atemorizada aleteaba llena de angustia en lo más profundo de mi ser. Recuerdo que al salir
de una taberna el domingo por la mañana me brotaron las lágrimas al ver a unos niños jugando en la calle, limpios y alegres, recién peinados y vestidos de domingo. Y mientras yo me divertía y a menudo,
en torno a una mesa sucia en tabernas de baja estofa, asustaba a mis amigos con mi inaudito cinismo, tenía en el fondo de mi corazón un gran respeto por todo aquello que ridiculizaba y en mi interior me
arrodillaba ante mi alma, ante mi pasado, ante mi madre, ante Dios (pag 94)
Lo que más echaba de menos era un amigo. Había uno o dos compañeros que me resultaban simpáticos; pero como pertenecían al grupo de los buenos y mis vicios hacía tiempo que no eran ningún secreto,
me evitaban (pag 95)
Si el mundo no necesita gente como yo, si no sabe darles otro papel mejor y no puede emplearles en empresas superiores, entonces la gente como yo se irá a pique. Muy bien, que el mundo cargue con eso
(pag 97)