Sanford, John. El acompañante desconocido

Sanford, J. (1998). El acompañante desconocido: de como lo masculino y lo femenino que hay en cada uno de nosotros afecta a nuestras relaciones. Bilbao: Desclee de Brouwer.

La intuición de Storm de que todo hombre contiene el reflejo de una mujer y viceversa está también en el chamanismo. El Chamán, el curandero primitivo o el sanador, tiene muy frecuentemente un espíritu tutelar que le asiste en sus tareas de sanación y que le enseña e instruye en las artes sanatorias. (pag 15).

Un Chamán es algo único en parte porque él o ella ha cultivado una relación especial con la otra parte de su personalidad que queda constituida como una entidad viva, una presencia real (pag 16)

Arquetipo (ver pag 17)

Solamente los contenidos del inconsciente pueden ser proyectados. Una vez que algo se hace consciente, cesa la proyección (pag 22).

Los dioses y diosas de la mitología griega pueden ser interpretados como personificaciones de diversos aspectos del arquetipo masculino o femenino.
La mitología ha sido, desde siempre, la forma en la cual se ha personificado a la psique del hombre y, en tanto en cuanto la gente creía en la auténtica realidad de sus dioses o diosas, podían, por medio de RITUALES y otras prácticas, ponerse en cierto modo en contacto con aspectos psicológicos (pag 22).

Buscar Jung, The interpretation of visions (pag 23).

Cuando aparece una proyección, la persona sobre la que ésta recae es extremadamente sobrevalorada o, por el contrario, extremadamente minusvalorada (pag 26).

Todos nosotros estamos dispuestos siempre a identificarnos con las poderosas imágenes que se pueden proyectar sobre nosotros y así escapar de la tarea mucho más humilde que sería aceptar los límites reales de nuestras personalidades (pag 30).

Una fantasía, que frecuentemente se cruza por las cabezas de las personas casadas, es la de imaginar que su pareja está muerta. La fantasía puede simplemente  se un pernsamiento, ” qué pasaría si
mi marido/mujar muriera?”, o podría incluso ser un deseo de que la otra persona muera. Naturalmente, estas fantasías nos producen una gran alteración e intentamos reprimirlas enseguida, sintiéndonos
horrorizados por haber permitido tales pensamientos. Pero, en la mayor parte de los casos, tales fantasías son simplemente la compensación de una relación en la cual las vidas están demasiado
entrelazadas y existe una necesidad de un mayor desarrollo individual. (pag 46)

Asmodeo personifica el animus, que, cuando se apodera de una mujer, actúa como un demonio. Es fácil ser poseído por contenidos del inconsciente cuando no los conocemos y no nos relacionamos con
ellos, pero si mantenemos una relación con ellos, nos servirán de ayuda. El conocer o ser consciente de los contenidos del inconsciente es la forma más segura de establecer una buena relación (pag 52)

Destruye a sus siete maridos porque el animus, cuando posee a una mujer, destruye las relaciones humanas y los valores eróticos (pag 52)

Simbolizan los poderes curativos del inconscientem [el ángel y el pez], más específicamente, la fuerza de la vida espiritual. Como Jung ha explicado, un antídoto para la posesión del maligno es llenar
nuestra alma con un espíritu más poderoso que el del mal (pag 53)

La historia nos da la clave de cómo una mujer puede destruir los efectos del mal del animus. Su alma debe estar ocupada por un espiritu más poderoso que el del destructivo animus y su capacidad para
el erotismo y la relación debe mantenerse viva. (pag 53)

Generalmente, experimentamos, en primer lugar, estos efectos negativos y hay que sobreponerse para que se produzcan los aspectos más positivos del Acompañante Desconocido (pag 53)

En el hombre, el anima tiende a dominarlo proporcionalmente a su incapacidad para reconocer y respetar de una forma correcta los valores femeninos en él mismo, en las mujeres y en la vida. Por eso, los
hombres necesitan aprender a hablar con las mujeres y aprender a escucharlas, porque, de este modo, la mujer puede instruir al hombre sobre aquellas cosas que son importantes para ella, y así él puede
establecer una conexión con los valores del eros. Esto hace más fácil la relación con su propia ánima que es una cuestión importante porque para tratar con figuras arquetípicas del inconsciente,
la clave es lo relacional (pag 54)

Puede que a ella no le guste el trabajo que él realiza porque a ella esto le consume sus energías y su vida misma, o puede ser que la aparte de su realización en la vida. Es como si la mujer interior en el
hombre y el hombre interior en la mujer necesitaran también realizar sus vidas. Pero la única forma en que éstas pueden realizarse sería por medio de la vida que llevan el hombre y la mujer exteriores
(pag 55)

Para el hombre, el antídoto sería conocer sus propios sentimientos y expresarlos en sus relaciones personales. Así, sus sentimientos podrían liberarse de las muletas que le pone el anima y, es más,
gratificaría a su ánima haciendo lo que fuera necesario con aquello que lo ha herido o alterado (pag 57)

A menudo, las mujeres agradecen la ira del hombre porque así saben cuándo se han pasado de la raya. Allí donde quiero que lo emotivo es parte integrante de la relación, las cosas se suceden una tras
otra, y esto significa que la otra persona es parte activa de la relación. Si el hombre no muestra emoción alguna, se produce un vacío en la relación y si demuestra pasividad, existe algo en la mayor parte
de las mujeres que intentará dominar al hombr en la medida que éste lo permita. Lo que hace surgir el animus de una mujer en una relación es la pasividad del hombre (pag 60)