López Arnal, Salvador. Entrevista a Jon E. Illescas sobre industria cultural y videoclips

López Arnal, S. (2015) Entrevista a Jon E. Illescas sobre industria cultural y videoclips. Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, Nº 130, 155-166. http://www.revistapapeles.es/

 

… al menos la mitad de los jóvenes que entrevistamos y con los que realizamos grupos de discusión estaban francamente cansados de las temáticas de los videoclips dominantes. Deseaban otro tipo de videoclips que no hallaban en los flujos principales del mercado. Demandaban vídeos que hicieran referencia a su realidad, donde no todo fueran fiestas en mansiones y evasión etílica, que hablaran de la amistad, del amor, que en sus contenidos respetaran a las mujeres y a los niños. También querían que trataran sobre el trabajo, los recortes, los desahucios, el hambre, la crisis ecológica y las guerras del mundo. Son cuestiones para las que el flujo del mainstream capitalista no tiene respuesta posible más allá de un silencio ensordecedor. (López Arnal:2015;156)

…pese a que la crisis capitalista está golpeando a muchos jóvenes de clases populares, no hay ningún videoclip dominante que hable sobre ella y sus efectos. (López Arnal:2015;156)

…los artistas más comprometidos no sólo no obtienen nigún apoyo de parte de las grandes discográficas sino que si ya son conocidos, se les silencia o se les disuade para que no publiquen esta obre comercialmente “problemática”. Los posmodernistas “de izquierda” creen que el capitalismo integra y subsume cualquier discurso contrahegemónico mercantilizándolo, pero la realidad es que cuando se llega a mercantilizar, la publicidad que obtiene es nula por lo que se consigue que su consumo y seguimiento sean ínfimos y permanezcan en nichos que no representan un peligro político a tener en cuenta por las élites. (López Arnal:2015;156)

…existe una ley que afecta a las industrias culturales en el capitalismo y es esta: cuanto más capital requiera una industria cultural menor será el porcentaje de sus producciones que contenga mensajes contrahegemónicos. Por eso es más fácil encontrarse en los circuitos comerciales con libros anticapitalistas o de izquierda (aunque sean minoría con respecto a los prosistema) que películas o estrellas de la música de izquierda (y ya no te digo anticapitalistas). (López Arnal:2015;157)

Si no fuera como digo, y sólo se atendiera a la rentabilidad económica, desde el inicio de la crisis la industria cultural hubiera creado una estrella social de la música. Un ídolo de masas con conciencia. Hubieran puesto a un chico o una chica bien atractivos, con voces de calidad y cantando letras con contenido social anticapitalista. Esa “estrella social”, por supuesto, también cantaría temas de amor adolescente para forjarse una base fiel de fans pero también cantaría éxitos contra los bancos, las políticas de derechas, la privatización de la sanidad y la educación, etc. ¡Serían himnos en las manifestaciones que se celebran todos los días por todo el país! El potencial de mercado sería impresionante si sólo se buscara el beneficio económico. Individualmente algunos empresarios se hubieran forrado con el invento porque hubieran conectado con la necesidad de mucha gente que hubiera comprado las mercancías de la “estrella social” (discos, entradas de conciertos, merchandising, etc.), pero la oligarquía que controla la industria cultural no lo ha hecho ni lo permitirá jamás. El  poder del videoclip, que mezcla el poder de la música con la seducción sexual, es tan grande para la juventud, que jamás se arriesgarán con algo tan explosivo por miedo a que les estallase entre las manos. (López Arnal:2015;157)

La industria cultural hace referencia al conjunto de industrias que acumulan capital mediante la producción de mercancías que son, principalmente, culturales. Entre ellas tenemos a la industria del cine, de la música, de los videojuegos, la publicitaria, la literaria, del espectáculo, etc. Incluso los medios de comunicación masivos se podrían entender como parte de la industria cultural. (López Arnal:2015;159)

… lamentablemente mucha gente y, en especial, muchos jóvenes, debido al fracaso, la inexistencia o la poca existencia de una educación contrahegemónica de las organizaciones obreras o del movimiento socialista, desconocen por completo los fundamentos socioeconómicos de la sociedad donde viven. ¿Qué te quiero decir con esto? Que no pocos jóvenes de los que entrevistamos, ni siquiera eran conscientes de los objetivos pecuniarios de los videoclips. O sea, consumían decenas de ellos a la semana sin saber los motivos por los que estaban frente a sus ojos. Cuando los chicos ven un tráiler de una película saben que les quieren vender la entrada para verla en el cine. Pero como el videoclip, en principio, parece que se puede consumir “gratis” por la Red, se presenta casi como si fuera un regalo de los artistas a sus seguidores. Así que, volviendo a tu pregunta, desgraciadamente, muchos adolescentes tenían una idea del videoclip más cercana a la obra de arte inmaculada que al concepto de mercancía. (López Arnal:2015;160)

La ideología que promueven los videoclips dominantes es fuertemente procapitalista y ultraliberal basada en valores como: el individualismo posesivo, el culto al fetiche del dinero y la riqueza material entendidas como fin supremo de la vida humana, un trato jerárquico y clasista respecto a los subordinados, el fomento del consumismo, la hipersexualización de las relaciones entre los jóvenes, el fomento del escapismo mediante el consumo de drogas (legales e ilegales), la agresividad y la violencia. Además, en sus textos audiovisuales no hay un mínimo de conciencia de las desigualdades sociales, de las crisis económica y ecológica que azotan a la humanidad, etc. No nos hablarán, por supuesto, ni de desahucios, ni de faltas de oportunidades ni de la imposibilidad de tener una vida digna en este sistema que, precisamente, apuntalan como el mejor de los posibles en muchas de sus imágenes y letras. (López Arnal:2015;161)

En nuestro caso, que en los videoclips aparezcan atractivas personas bailando ligeras de ropa no tiene por qué ser automáticamente superestructural/ideológico, porque es parte de la cultura del homo sapiens admirar la belleza del cuerpo humano en relación con la música (piensa en el milenario arte del baile). Esto no fomenta el capitalismo ni el socialismo de por sí. En cambio sí es superestructural/ideológico (dependiendo de la escala) si esta sensualidad se utiliza como medio para colarnos una ideología procapitalista en nuestra cosmovisión. (López Arnal:2015;163)

…es importante que la izquierda (política, sindical y social) atienda en serio a la lucha de clases en el terreno cultural. Es un área  donde muchos activistas ingenuamente creen que no se cuece nada, que es puro entretenimiento. Sin embargo, ese es precisamente su poder (que va seductoramente camuflado), junto al hecho de que las estrellas de la industria cultural son las personalidades más seguidas de todas las que se encuentran en nuestra icosonosfera-mundo. Muy por encima de políticos o líderes religiosos. Algunas de las instituciones más poderosas del planeta como el Pentágono son muy conscientes de ello. Por esa razón participan en la producción de películas, series de televisión, videojuegos y, por supuesto, videoclips. Es hora de que desde la izquierda le demos a la cultura popular la importancia que tiene y vayamos pensando en pasar a la ofensiva construyendo unas industrias culturales contra hegemónicas, internacionalistas y socialistas, que ayuden a crear conciencia para la superación del modo de producción capitalista. (López Arnal:2015;166)