Arana, Federico. Guaraches de ante azul

Arana, F. (2002). Guaraches de ante azul: Historia del roc mexicano. Guadalajara: María Enea.

Aparte de que la música de Lara nos parecía cursi y simulada, además de que tampoco mostrábamos el más mínimo interés por Los Panchos, ni por Libertad Lamarque ni por los Churumbeles,  los protorrocanroleros nos molestaba la manera de ser y hasta el estilacho de esa gente. Las diferencias resultaban evidentes. No tardaríamos en tener muchos, muchísimos problemas. (Arana:2002;32)

Encima, Salvador Dalí presenta en París un cuadro llamado Homenaje al rock and roll y declara ser devoto de esa danza. El reportero agregaba: “Se negó a dar una exhibición alegando  que el salón donde se encontraba era muy pequeño, pero aseguró que lo baila mejor que nadie“. (Arana:2002;36)

…las declaraciones hechas por el maestro Raúl Curiel aparecidas en El Universal del 8 de febrero de 1981:

Cuando comenzaba a entrar en México el nuevo ritmo de rock and roll los que estábamos en alguna orquesta no le dimos mucha importancia. Comenzaron a crearse grupos musicales con nuevos elementos electrónicos. Se fueron haciendo dueños del terreno hasta que llegaron a desplazar en mucho a las orquestas, las que pudieron hacer tomado como suyo ese ritmo, pues aparte de tener también instrumentos electrónicos – guitarra y bajo-, teníamos la fuerza de metales y las percusiones, además de la facilidad de hacer buena música por haber entre nosotros buenos arreglistas y directores. Pero no le dimos importancia“. Pues no se la habrán dado, pero se pasaron más de 20 años primero grabándolo, y, como que nada ocurría, lloriqueando, echando pestes y lamentando aquella suerte de abordaje musical. (Arana:2002;39)

11 de marzo. Según Excelsior, en Atenas, Grecia, se prohibió el rock and roll. Según la nota la iglesia griega imprimió un volante que “…exhorta a abandonar las abominables orgías del rock and roll para evitar tener que bajar el rostro por vergüenza y bochorno. Los contoneos de ese ritmo son diabólicos, lascivos y propios de bacanales“. (Arana:2002;44)

Como no me cansaré de insistir en que los rocanroleros mexicanos partimos de cero, podría pensarse que los géneros citados no probaron suerte en los escenarios ni en las casas disqueras de este sufrido y malhadado país. Falso. Simplemente, los discos que pudieran considerarse como antecedentes de nuestro roc no armaron borlote ni pasaron de perico perro, aunque podrían citarse como excepciones Pancho López -versión en castellano de Davy Crockett debida a Lalo Guerrero-, El boogie de Beethoven – grabada por Los Trincas, donde figuraba el infantiloide e impresentable Capulina- y en menor medida Dos horas de balazos de Chava Flores en versión de Viruta y Chamula, así como de los Hermanos Reyes; y Dieciséis toneladas llevada al estudio por las Hermanas Navarro primero y más tarde por los Hermanos Reyes. Todo esto ocurrió entre fines de los 40 y principios de los 50. (Arana:2002;83)

…me fue revelada la existencia de un disco de Los Monjes (totalmente ajenos a los homónimos conocidos en esta ciudad a mediados de los sesenta) dique lanzado en Mérida por la marca Clavel en 1959 (Lover doll y Reddy Teddy). A pesar de que grandes orquestas ni a grupos de jazz venidos a menos) producido  en estos pagos. Aunque casi sobre decirlo, cabría añadir que el disco de Los Monjes pasó totalmente desapercibido, de ahí que resulte más apropiado considerarlo como una producción tan underground que casi es familiar.

Posteriormente, a una semana de entregar la primera versión del trabajo al editor, descubre uno el grupo era malo con ganas y la grabación infame, llamaba la atención el hecho de que el cantante sonaba muy afinado. Un mirlo blanco, pensé. Porque a casi nadie se escapaba el hecho de que los rocanroleros mexicanos del principio estábamos definidos casi todos por la desafinación. Cuál no sería mi sorpresa al enterarme de que aquella voz era de Guadalupe Trigo y que a él y a sus coequiperos correspondía, según la información obtenida, el primer disco de rock and roll genuino… (Arana:2002;134)

El caso es que durante los años 58 y 59 cantar rocanroles en algo que no fuera la lengua de Presley nos parecía una ligereza y una antinomia monumental. Algo así como traducir al francés los huapangos huastecos. (Arana:2002;152)
Pasando de lo anecdótico a lo general, es obligado asentar que músicos, directores artísticos, cantantes, bailarines y toda esa fauna comúnmente llamada “artistas” recibieron al rocanrol con las uñas bien afiladas y se hartaron de denostarlo y predecir su fracaso (Arana:2002;166)
Ese ritmo extraño, importado, que exige contorsiones y movimientos raros, no podía tener ninguna aceptación en México… (Arana:2002;167)
…Carlos Haro, quien utilizó su columna Videómetro para publicar la siguiente maravilla:
“Con personas tocadas: si en nuestras manos estuviera poder hacerlo, enviaríamos un telegrama urgente a las siguientes personas: Los Teen Tops, Los Rebeldes del Rock, Los Frenéticos, Los Teenagers, Mike Laure y sus Cometas, Richard Rebelde Lemus, Los Locos del Rock -sic-, Los Camisas Negras, Los Black Jeans, Las Supersónicas Mary Jets, Los Sonámbulos, Los Boppers y Los Chachos de Rivadeneyra… la cita sería, digamos a las seis de la mañana, en la Plaza de la Constitución o en la Ciudad Politécnica: es decir en un lugar espacioso… Una vez reunidos todos llamaríamos al pelotón armado con fusiles, ametralladoras y (pensando que esto pudiera servir de escarmiento a la juventud mexicana) daríamos la orden de ¡Apunten!… ¡Listos!… ¡Fuego! (Arana:2002;168)

Y ciertamente las cosas estaban que ardían, porque el 8 de septiembre de 1958 unos policías de Uruapan asesinaron a tres mozalbetes dándoles sesenta tiros por la espalda, y no contentos con su “hazaña” – inspirada sin duda por personas como el autor del artículo recién citado – destrozaron sus restos a machetazos y los enterraron en los alrededores. (Arana:2002;169)

En 1980, un periodista del diario El País sostenía que “…el rock, en alguna medida, está estrechamente vinculado con el mundo de la delincuencia y la ilegalidad. Pese a haberse convertido en uno de los negocios más saneados de la segunda mitad del presente siglo, por su origen, sus connotaciones de rebeldía, le vinculan con ese submundo en el que la diferencia entre lo legal y lo ilegal  depende de la capacidad de hipocresía de quien lo habita”. (Arana:2002;169)

Años hubo en que Los Sinners éramos el grupo más exitoso en el mundillo de los cafés cantantes. Tardamos horrores en tomar conciencia de que en aquellos lugares (Ruser, Pao-Pao, Sótano, Milleti, etc.) hasta los meseros ganaban más que nosotros. Mas cuando, hartos de de la situación decidíamos pedir aumento, casi con lágrimas en los ojos el administrador juraba por su madre que en negocio tan precario cualquier desequilibrio podía ocasionar una especie de hecatombe financiera que fatalmente conduciría a la extinción de la empresa. Así, carentes de la energía necesaria para desgastar rocas con uñas, aceptábamos la escasez con resignación mientras continuaba el desmedido enriquecimiento de los dueños. (Arana:2002;178)

Cuando terminó el siglo -el 31 de diciembre del 2000- llevábamos, pues, más de cuarenta años de ser relativamente repudiados por una clase media más decidida a gastar dinero en discos de Los Rolling, Chicago o Police que en los de Love Army, Toncho Pilatos o Pájaro Alberto. Desde hace cuatro lustros hemos podido presenciar una curiosa paradoja: la existencia de grupos de roc bastante populares pero carentes de discos exitosos. Tal es el caso de Javier Bátiz, Los Sinners (los de la segunda época), Dug Dugs, Toncho Pilatos, Nahuatl, etc. (Arana:2002;186)

Mis coequiperos no me perdonarían omitir el dato de que, haciendo a un lado la meritoria labor del Three Souls, las grabaciones independientes abrieron brecha a cargo de nombres como Rockdrigo González, Naftalina y Arturo Meza. Ahí están los discos para vergüenza de las conciencias puras. (Arana:2002;191)

Mas el estilo de emigración que ahora me preocupa es de naturaleza completamente distinta. Es el estilo adoptado por roqueros incapaces de resignarse a las estrecheces del medio mexicano. Es el estilo de quienes estaban hartos de que se les exigiera copiar los éxitos estadounidenses o ingleses. Es el estilo de jóvenes músicos anhelantes de acercarse a un lugar en que la creatividad no resultara un estorbo y en que los empresarios no fueran tan voraces, tan ruines y tan atracadores. (Arana:2002;194)

Existe una evidente pobreza de vocabulario y mucha torpeza para concretar ideas. Algo me dice que sistematizando pacientemente podrías detectarse en empleo de no más de ochocientas setenta y cuatro palabras. Con eso no puede llegarse a ninguna parte, huelga decirlo. (Arana:2002;206)

Hasta los terribles jovenazos del Three Souls In My Mind, máximos exponentes de la subversión y la protesta, setentera y ochentera han terminado por someterse a la cochina censura.

De este grupo es una canción que en su versión original decía: “Tienes que seguir mi consejo/Si a vieja quieres llegar/Más sabe el diablo por viejo/Y él sabe más que tus papás/Por eso no les hagas caso/Y vente conmigo a acostar”. A la hora de la verdad, es “escándalo” fue conjurado sustituyendo la palabra acostar por bailar.

Como de costumbre, el problema parece girar en torno a las diferencias entre la conducta real y la verbal. He aquí un rasgo unificador de los rocanroleros de esta época con los folcloprotestosos del 68 a la fecha. Es lamentable la existencia de censuras, mangoneos y mutilaciones para cambiar expresiones que deberían ser libres. Y el asunto no es nuevo. Para no incurrir en excesos históricos me limitaré a mencionar una canción del talentoso bolerista cubano José Antonio Méndez que decía: “Renuncio a Dios porque al tenerte yo en vida/No necesito ir al cielo, Tisú si, alma mía/La gloria eres tú”. Una vez tamizado por la censura, el primer verso quedó en “Bendito Dios porque al tenerte…” (Arana:2002;207)

Pensará el lector que acaso estoy narrando anécdotas no representativas, pero en verdad, hacerse pasar por lo que no se es parece actividad predilecta de los roqueros nacionales: “compositores” o “arreglistas” impuestos a deformar obras ajenas, músicos empeñados en presumir de supuestas jiras en el extranjero, críticos aficionados a repetir opiniones aparecidas en el Rolling Stone o en cualquier revista extranjera, gamberros inclinados a disfrazar de rocanrolerismo su resentimiento y afán de destrucción y para qué seguir. (Arana:2002;209)

En el 63 hubo una impresionante campaña de redadas coronada con la clausura de muchos cafés cantantes. Sólo lograron sobrevivir el Chamonix, situado en Polanco, y el Boccaccio, recién inaugurado por Pablo Rincón Gallardo en Las Lomas. En ambos tocamos una buena temporada para solaz de niños popis de la zona. Mas las influencias de Rincón Gallardo no resultaron suficientes y, cuando menos lo esperábamos, nos vimos sumidos en el desempleo. Entonces caímos en las garras de las compañías disqueras y nos dedicamos a grabar pistas para diversos solistas… (Arana:2002;222)

De ganar doscientos cincuenta pesos para todos, llegamos a recibir mil quinientos, pero no tardaríamos en ver el gozo en un pozo. A continuación pormenorizaré cómo fue que los mafiosos del mundo cabaretil vieron en los cafés moros con tranchete y pagaron a los sórdidos periodistas policiaco-faranduleros para desatar una eficaz campaña de difamación. Como las denuncias eran continuas, las autoridades del DDF perpetraron la clausura casi definitiva de cuanto cafetín rocanroleante existió en estos infectos, mas rocanroleramente asépticos pagos.

Al respecto, Paco Gruexxo Afirma “…era tal la represión que teníamos en los cafés que un día salió en primera plana de un periódico el baterista Ángel Miranda alías el Cartucho como si hubiera sido un mafioso. Hubo una razzia en el café La Faceta y ahí detuvieron al Cartucho. Era una represión que no tenía razón de ser”. (Arana:2002;224)

…el 30 de enero de 1965 el Lic. Benjamín Olalde se sacó de la manga un oficio que ordenaba la clausura de todos los cafés cantantes porque “…contravienen grave y sistemáticamente los artículos 2, 7 y 30 del reglamento contra el ruido en vigor…” y debido a que, según él, “…además de carecer de licencia, el café funcionaba con grave perjuicio al interés y orden públicos ya que propicia el ejercicio de la prostitución (¡) entre jóvenes adolescentes y fomenta el ‘rebeldismo sin causa’ (no la rebeldía, sino el rebeldismo) que conduce a una aguda delincuencia juvenil en nuestro medio, asistiendo a dicho establecimiento mujeres de conduta dudosa quienes desvían a la juventud y provocan desorientación…” etc, etc, etc. Entonces resultó que, además de proveer de carne fresca y candorosa a las non sanctas ramerías, según sostiene el escrito, los cafés conducen al “… relajamiento de costumbres mediante la imitación extralógica de los aspectos negativos de usos de idiomas extranjeros (¿ruso, arameo, servocroata, griego?) totalmente (¡) en pugna con la idiosincrasia de nuestra población, datos de cuya existencia da cuenta constantemente la prensa citada así como otros medios informativos…” (Arana:2002;225)