Bourriaud, N. (2008). Estética relacional. Buenos Aires: Adriana Hidalgo editora
Y sin embargo el primer interrogante, en lo que concierne a estos nuevos enfoques, se refiere evidentemente a la forma material de la obra. ¿Cómo decodificar estas producciones aparentemente inasibles, ya sean procesuales o comportamentales -en todos los casos “explotadas”, para los estándares tradicionales- sin esconderse detrás de la historia del
arte de los años sesenta? (Bourriaud:2008;5)
El siglo XX fue de hecho el teatro de una lucha entre tres visiones del mundo: una concepción racionalista modernista proveniente del siglo XVIII, una filosofía de lo espontáneo; otra, que proponía la liberación a través de lo irracional (el Dada, el surrealismo, los situacionistas). Ambas se oponían a las fuerzas autoritarias o utilitarias que buscaban formatear las relaciones humanas y someter a los individuos. (Bourriaud:2008;10)
Lo que se llamaba vanguardia se desarrolló a partir del baño
ideológico que brindaba el racionalismo moderno; pero se re-
constituye ahora a partir de presupuestos filosóficos, culturales
y sociales totalmente diferentes. Está claro que el arte de hoy
continúa ese combate, proponiendo modelos perceptivos, ex-
perimentales, críticos, participativos, en la dirección indicada
por los filósofos del Siglo de las Luces, por Proudhon, Marx, los
dadaístas o Mondrian. Si la crítica tiene dificultad en reconocer
la legitimidad o el interés de estas experiencias es porque no
aparecen ya como los fenómenos precursores de la evolución
histórica ineluctable: por el contrario, libres del peso de una
ideología, se presentan fragmentarias, aisladas, desprovistas de
una visión global del mundo. (Bourriaud:2008;11)
…las obras ya no tienen como meta formar realidades imaginarias o utópicas, sino constituir modos de existencia o modelos de acción dentro de lo real ya existente, cualquiera que fuera la escala elegida por el artista. Althusser decía que siempre se toma el tren del mundo en marcha; Deleuze, que “el pasto crece en el medio” y no abajo o arriba. El artista habita las circunstancias que el presente le ofrece para transformar el contexto de su vida (su relación con el mundo sensible o conceptual) en un universo duradero. Toma el mundo en marcha: es un “inquilino de la cultura”, retomando la expresión de Michel de Certeau.
La modernidad se prolonga hoy en la práctica del bricolaje y del
reciclaje de lo cultural, en la invención de lo cotidiano y en la
organización del tiempo, que no son menos dignos de atención y
de estudio que las utopías mesiánicas o las “novedades” formales
que la caracterizaban ayer. (Bourriaud:2008;12)
Dada la estrechez de los espacios habitables en este universo urbano, asistimos en paralelo a una reducción de la escala de los muebles y de los objetos, que se orientan hacia una mayor maleabilidad: si la obra de arte pudo aparecer durante mucho tiempo como un lujo señorial en el contexto urbano -tanto las dimensiones de la obra como las de la casa servían para distinguir al propietario-, la evolución de la función de las obras y de su modo de presentación indica una urbanización creciente de la experiencia artística. (Bourriaud:2008;13)
En el Renacimiento, la invención de la perspectiva monocular centrista transformó “al que mira” en un individuo concreto; el lugar que le había sido atribuido por el dispositivo pictórico lo aislaba también de los demás. Por cierto, cada cual puede mirar los frescos de Piero o de Uccello desde varios puntos de vista.
Sin embargo, la perspectiva le asigna un lugar simbólico a la mirada y le da “al que mira” su lugar en un simbolismo social.
El arte moderno modificó esa relación, permitiendo miradas múltiples y variadas sobre el cuadro; ¿pero no deberíamos entonces hablar de importación, ya que este modo de lectura
existía, bajo otras formas, en África y en Oriente?
Rothko o Pollock inscribieron en su obra la necesidad de un “envoltorio” visual. El cuadro supuestamente envuelve, sumerge incluso “al que mira” en un ambiente cromático. A menudo se recuerdan las similitudes existentes entre el efecto “envolvente” del expresionismo abstracto y aquél que buscaban los pintores de iconos: en los dos casos, se trata de una humanidad abstracta,
constatada y lanzada al espacio pictórico. A propósito del espacio que envuelve al “que mira” en un ambiente o en un medioambiente construido, Éric Troncy habla de un efecto all around
opuesto a all over, que sólo se aplica a las superficies planas. (pag 100)
Una representación no es más que un momento M de lo real; toda imagen es un momento, de la misma manera que cualquier punto en el espacio es el recuerdo de un tiempo x, como reflejo
de un espacio y. ¿Esta temporalidad está paralizada o es, por el contrario, productora de potencialidades? ¿Qué es una imagen que no contiene ningún porvenir, ninguna “posibilidad de vida”, si no una imagen muerta? (pag 100)
La ideología dominante desearía que el artista estuviera solo, lo idealiza como solitario e irredento: “uno escribe siempre solo”, “hay que alejarse del mundo”, pura cháchara. Esa imagen estereotipada confunde dos nociones distintas: el rechazo por parte del artista de las reglas vigentes en la comunidad, y el rechazo de lo colectivo. Si hay que rechazar todo tipo de agrupamiento comunitario impuesto, es justamente para sustituirlo por la creación de redes relacionales.
Según Cooper, la locura no está “en” la persona, sino en el sistema de relaciones al que pertenece. Uno no se convierte en un “loco” solo, porque uno no piensa solo, salvo para postular que el mundo posee un centro (Bataille). Nadie escribe, pinta, o crea solo. Pero hay que hacer “como si”. (pag 101)
Tanto en el análisis como en la actividad artística,
“el tiempo deja de ser padecido; es actuado, orientado, objeto
de mutaciones calificativas”. Si el papel del analista consiste
en “crear hogares de pasajeros de la subjetivación”, la fórmula
podría fácilmente ser aplicada al artista. (pag 124)[sobre Félix Guatarri]
Relacional (arte)
Conjunto de prácticas artísticas que toman como punto de partida teórico y práctico el conjunto de las relaciones humanas y su contexto social, más que un espacio autónomo y privativo. (pag 142)
Relacional (estética)
Teoría estética que consiste en juzgar las obras de arte en función de las relaciones humanas que figuran, producen o suscitan. (pag 142)