Eliade, M. (1973). Lo sagrado y lo profano. Madrid: Guadarrama
Podría decirse que la histoira de las religiones está constituida por una acumulación de hierofanías
El occidental moderno experimenta cierto malestar ante ciertas formas de de manifestación de lo sagrado: le cuesta trabajo aceptar que, para determinados seres humanos, lo sagrado
pueda manifestarse en las piedras o en los árboles. Pues no se trata de la veneración de una piedra o de un árbol por sí mismos. Son adorados precisamente por ser hierofanías, por el hecho de
<<mostrar>> algo que ya no es ni piedra ni árbol, sino lo sagrado (pag 19)
Es evidente que los simbolismos y cultos de la Tierra-Madre, de la fecundidad humana y agraria, de la Sacralidad de la mujer, etc., no han podido desarrollarse y construir un sistema religioso ricamente
articulado hasta el descubrimiento de la agricultura (pag 23)
Lo que caracteriza a las sociedades tradicionales es la oposición que tácitamente establecen entre su territorio habitado y
el espacio desconocido e indeterminado que les circunda: el primero es el <<mundo>>, el Cosmos; el resto ya no es un Cosmos,
sino una especie de <<otro mundo>>… de un lado se tiene un Cosmos, del otro un Caos (pag 32)