Ginsberg, A. (2013) Diarios indios. España: Ediciones Escalera.
“Estando allí acostado me desprendo sutilmente de mi cuerpo familiar para yacer al margen de mi vida efímera y contemplar sus devaneos en retirada – más ahora, en el ecuador de esta vida que a sus 37 años cobra certeza de su mortalidad, las opciones de una vida marcada de eventos y desfiles, poética y aerotransportada – salpicada de sexualidad y todo tipo de fama – tal como fue – lo cual no es gran cosa… Lo único que he podido ver es el paso de mi propia vida, breve como el zumbido asceta, rapsoda y autocomplaciente de una mosquito, inacciones ordenadas por la morfina y meditaciones ulteriores” (Ginsberg:2013;16)
“Volveré a Estados Unidos con el pelo más ralo y el alma más predispuesta, alquilaré un piso donde ubicar mis pertenencias, mecanografiar mis notas y descargarlas para la posteridad, ordenar mis tesoros –un rollo japonés de calidad media, un grabado coreano del despertar de Roshi, un puñado de figurillas tátricas del Nepal, Tara, Avaloketesvara, el Mortal Destructor de los 1000 brazos, Ganesh con el ombligo escarlata, el pío Hanuman rezando, Krsna tocando la flauta, Shiva bailando aspeando los brazos, Kali depositando una risita de cráneos en el vientre de Shiva – una manta tibetana de lana color naranja, unas cuantas telas y pipas amazónicas, un cesto mexicano, un sombrero de paja, algunas miniaturas persas que en su día adquirí – Este es el fruto de una vida de viaje y de búsqueda hasta donde he podido llegar en esta tierra mía.” (Ginsberg:2013;16)